RECUERDOS DE BEATRIZ

ACTORES DE LA TARDE:

GIULIA CHARM, YARA PUEBLA, ÁNGEL DE MIGUEL, IVÁN MONTES Y JAIME LORENTE

No se podía buscar más intriga al dejar mejor colgado el serial con esos momentos en los que "Beatriz" se convulsiona emotivamente por dentro cuando se ve en la fotografía de pequeña al lado de esa señora y ese niño que es una estampación del pasado que delata algo del origen de "Beatriz" y de relación familiar con "Hernando".

A destacar de igual modo la preciosa secuencia del descubrimiento de la persona que envía los bombones durante tanto tiempo. Algo absolutamente de calidad literaria adaptada a la televisión y basado en Pierre de Ronsard. Ya vimos también algo de ello en aquel "Doroteo" (un Eduard Alejandre, gran persona y actor magnifico) cuando iba filtrando aquellas cartas que se desconocía era él quien las transcribía a "Aníbal" (gran Jorge Pobes). Con elementos que varían, este momento de los bombones ha traído ese recuerdo al renacentismo literario del siglo XVI en Ronsard. De cómo descubres quien es el autor de algo y que, pese a las apariencias, el valor de una persona está en el interior de "Hernando" en este saco. De cuando no se conoce la verdad, de cuando "Beatriz" ya no teme a "Hernando" sino que comienza a sentirlo y apercibir que le aprecia al menos. Ellas dos son los seres espirituales de la casa pero los caramelos son de él y con ellos llega lo que se conmueve dentro del corazón de este huraño y escondido ser y ellas comienzan a percibirse muy queridas por el auténtico protagonista.

Todo lo que ocurre en "Los Manantiales" a excepción de cuando asoman los desgastados y perdidos ya personajes de ESDPV salvo el de "Francisca", es belleza pura y sensibilidad a raudales. Y es muy difícil filmar en televisión la belleza, más fácil es hacerlo con la dicha y satisfacción. En los manantiales hay una felicidad comedida, lánguida y siempre puesta en cuestión, adversa, pero por el contrario todo, desde el decorado hasta los actores y la realización, rezuman delicadeza y sublimidad.

A excepción de aquellos tiempos convulsos e irrepetibles que olían a sudor de amor y pasiones casi imposibles, los de Megan y Álex, esto es de lo mejor que se ha visto en toda la vida de la serie. Y que lo capta todo el mundo al margen de lo que uno exija a  un serial. Le gusta a todos. Un acierto que sería imposible sin la pareja protagonista de Yara y Ángel. Prueba de que la calidad no está reñida con lo comercial.

Y es de igual modo el amor en otra etapa económica y social de España, de incipiente burguesía, tan diferente a la caciquil que va muriendo ya de los tiempos de oligarquía aristocrática y propietarios de grandes extensiones de tierras y terratenientes con intereses muy distintos. Es este aspecto ha sido inteligente el serial y plantea otra dialéctica de amor, aun que el amor es siempre amor. De ahí también la inclusión de una decoración de diseño de vanguardia entre los años 20 y 30. El Art déco. Un estilo que refleja esa falta de identidad de los personajes que intentan encontrarse entre ellos. Lo que a algunos le podía chocar un poco, la funcionalidad misma o las curvas sinuosas como las de esa escalera que semeja  al Burkbank City Hall, todo tiene su significado en la trama; la geometría que trazan es por la que se van componiendo las relaciones de los personajes, todo de modo elegante, funcional y modernista.

Es precioso y nos habla de la Escuela de Chicago, nos trae al filme noir, a Fritz Lang y su "Metrópolis" o a Robert Siodmak y si me apuran hasta en los 90 "Batman", una serie animada que ya nos recordaba esta estética que fue muy grande en aquella época.

Y referente al final de la tarde del viernes. La fascinación y tristeza que producen en "Beatriz" ha sido impresionante. En ese momento la actriz de la tarde ha sido Giulia. Es como un thriller onírico que hurga en el pasado, una vuelta al tiempo anterior, un descenso a los días felices que se reconocen por la fuerza visual de una foto que es algo absolutamente desgarrador. Algo que nos agarra y recompensa ver en visionados posteriores (como ocurría antiguamente cuando ESDPV rezumaba tanta explosión visual y sentimental). Las dos actrices exquisitas y Yara hechizando, súmmum de embrujo femenino (un personaje increíble porque retrata el corazón complicado de una mujer flotando por la estancia, como lo hicieron grandes actrices del cine). Mujeres de ficción que alteran el universo masculino y que son inaprensibles . Como Gene Tierney, Greta Garbo, Audrey Hepburn, Marion Cotillard. Y que si tuviéramos que poner voz nadie mejor que la inolvidable Carmen Morando o la de Leonor Fábregas que tiene en los momentos ensoñados un timbre asombrosamente muy similar a Yara Puebla.

http://www.eldoblaje.com/datos/Muestras/14361.mp3

Voz de Leonor Fábregas

Tengo que confesar que al principio no me atrapó la historia. Tal vez por la rémora de unos guionistas que colocaron en el pobre chamizo de "Conrado" una suntuosa mansión que apareció como en una fantasía oriental. Pero me atrapó después, sobre todo por los actores que realzaban un escueto guión y por la sencilla realización donde los primeros planos cautivaban. Y al ver a ellos dos, me pareció todo emocionante, intrigante y misterioso. Esos personajes enamorados sin decirlo, esos equívocos que se tendrían que deshacer, todo era inquietante y diferente a la chabacanada que había quedado de aquel ESDPV. Era más dramático, creíble y profundo.