¿Quien lo iba a suponer?. Otra vuelta de tuerca a la sorpresa en los guiones de PV. Pero es una escena que, magistralmente, sobrevuela la simple realidad o la increíble posibilidad de contemplar a un bondadoso y honestísimo "Don Anselmo", millonario por accidente, Presidente de una riquísima Fundación en pro de los necesitados, que espero que no se trate de un desagüe como los de las cañerías de algunos de los actuales partidos políticos españoles. Es algo casi prodigioso lo que hemos comprendido esta tarde en esta gloriosa secuencia: Hasta ahora, en el cine o televisión, cuando un hombre heredaba un dinero o se lo encontraba, pasaba a ser tratado por la sociedad como diferente, como notorio aunque se tratara de un cafre que ya lo era. Se transmutaba en alguien respetabilísmo, se le reverenciaba por los más miserables, asombrando el cómo, sin gastar un penique, era adorado por unos cretinos con complejo de tuercebotas. Sin embargo, todo ha sido revuelto esta tarde y dinamitado para salvación de la humanidad. La dura crítica a las apariencias y a la fatua realidad, se ha solventado en la bondad que reza todo lo contrario. Quien se desprende de todo lo que acaudaló, es mejor y más respetablemente tratado. Quien habla por su corazoncillo y se desapega de los caudales para una benemérita acción, es alabado en los altares y pasa a ser reconocido como un hombre sencillo y bueno a respetar. Maravillosa parábola, de lo mejor que se ha escrito en PV. Con un hombre que cuenta su verdad, puesta en entredicho, y que es apaleado en martirologio por la rata parda de hijo, por obrar pensando en las necesidades de los demás a quienes tanto daño hizo, comenzando por su madre a quien la asesinó. Ha contado con la excelente interpretación de Mario Martín y de Iago García, en una secuencia plena de emoción y esperanza en un futuro posible, desde la redención, la humildad, la sencillez de los justos y la ansiada paz.
También se ha redimido Iago que ya estábamos cansados, en el antiguo Régimen, interminablemente, de contemplarle intrigar para saciar venganzas, robar más, mientras entre copa y copa lloraba sin consuelo por su amor "Soledad", sentado en el jardín frente a un hijo canallesco y cabrón , un vástago que ha resultado de un mala sangre mucho peor que la suya del papi. Se ha desvelado la intrigante trama, embarullada en grado sumo por los pueblerinos, pero con las piezas del puzle, parece, muy bien distribuidas y comprendidas.
Varias secuencia preciosas y una constatación, que "Conrado" huye.
Echaba en falta la garra sensitiva y sentimental de hondo calado de "Candela", desde la muerte de su esposo era como un candil difuminando una luz melancólica, casi no se notaba su presencia. Hoy me ha traído a la memoria un inolvidable filme de Truffaut, "Los besos robados", uno de mis filmes favoritos del cine francés, en cuyos títulos de crédito, Trenet, canta aquella canción sobre esos besos usurpados por la vida, los besos robados, lo que la vida que es puro discurrir existencial te rapiña y te deja de lo único que queda de los tiempos bonitos y de los amores de antaño, como recuerdo y para que te fastidies y llores, sólo una vieja foto. Para los que hemos estudiado la cultura francesa, estos temas, son muy bien acogidos y casi nos hacen llorar. La foto de "Tristán" y ella. La dinamita para el corazón, el revulsivo para una complejísima melancolía acrecentada en el otoño.
Ha habido tanto anhelo de eternidad en las carencias que manifestaba magníficamente Aída de la Cruz. Que por cierto, decirle, que sé valorar lo precioso de cualquier historia de amor, cuando lo capto, otra cosa es que no me guste tal historia o que la considere vacía de contenido y creíble o interesante en su plasmación, pero jamás cuestionando a los actores. Aída, a la que siempre he defendido de los racistas de la Red, ha trasmitido esta tarde todo un duelo dolido e incurable por lo que se marchó sin casi decir adiós. El dar prioridad a las emociones como real significado de la vida. Su pulso se ha acelerado, su rostro se aguaba, un hálito trágico ha preludiado toda la secuencia atroz con la foto delante, lo que no se olvida sólo se narcotiza. Una mirada antropológica que divaga sobre lo efímero y fugaz de la felicidad y sobre lo que, desesperanzadoramente, se le esfumó de las manos. Un fotografía rota, sugestivo momento y sublime Aída.
El amor entre personas de muy diferente edad. Otroa propuesta revulsiva de PV. Es que las mujeres y los hombres nos enamoramos de los imposibles más flagrantes. !Manda tortillas!. Pero ello no quiere decir que el sentimiento esté equivocado, lo aconseje la sabiduría de la abuela" Rosario" (una Adelfa que, sólo con un par de muecas, ha convertido una sencilla interpretación en una obra de arte), puede resultar muy verdadero e interesante el amor entre personas de muy diferente edad, aunque esté corrompida una de ellas. No tiene por qué tratarse de un capricho efímero, como unas nubes que pasan de vez en cuando al día y dejan una telilla de narcótico. Aurora lo está hasta casi el ridículo, hasta ponerse en evidencia, porque las mujeres, cuando aman, no sólo se les nota sino que lo provocan visualmente. Porque lo pueden hacer, porque son los seres más desprendidos y grandiosos de la creación. Se les ama a pesar de su edad y a veces, como a "Conrado", aterra formalizar unos sentimientos que parece los hemos dado a la fuga por cobardía o inapetencia de compromiso o escrúpulo a declararnos ante una persona mucho más jóven. La sonrisa de "Conrado", huyendo de la casa de los "lecheros", cuando "Aurora" se le insinúa descaradamnente proponiéndole volver juntos, es elocuente del pavor de la edad en complicada comparación. Como cuando "Conrado" cambia su morfología misántropa y con cariño y amor le pide que "tenga cuidado con el camino", clarificador momento que le importa la chuquilla y que le quiere muchísimo. !Que simple y que bonito!. Hay un gran volcán y conmoción en el protagonista absolutamente devorado por el amor hacia la chiquilla.
A estos hombres hay que pincharles y declaráseles. De lo contario, ni fu ni fa, se te quedan el la hacienda de al lado si se les asoma otra mujer más rauda y sagaz para llevarselos a su bohío.
Me sigue gustando mucho la qiuímica entre los dos actores.
Se nota que "Conrado" ve más allá de las apariencia que desbordan deseo en "Aurora", una extraordinaria Ariadna Gaya. La meticulosa translación a un pasado dolido que deja siempre una suspicacia sobre lo que resulta el pasajero sentimiento de la felicidad, la constante búsqueda del amor en las etapas cubiertas y que provoca hastío. Ese es "Conrado". Una historia real como la vida de cualquier habitante del siglo XXI. Seguro que, "Aurora", recuerda mucho del pasado femenino al trotamundos patán. Pero está fascinado por esa niña locuela y fácil cuando que se prenda de un gañán tan poquísimo recomendable. Está muy enamorado, pero lo calla en confesión. Los prolegómenos de una tirantez y rencilla casi infantiles, las emociones que vive de una enemistad reacia de un adolescente adolescente que ha derivado en amor. Amor si sosiego que le espera. Hoy aturdido que no se atreve a abordar una relación con ella porque su vida improvisada y acuciada de cambios imprevistos de planes, su edad, su aura aventurera de marino en cada puerto, le hacen sentirse incómodo y excéntrico además. El amor con una mujer más joven, es gozo y renuncias y riesgo, mucho. Está en el umbral de los grandes cambios.Es un desarrollo muy francés este, sin duda. Necesita ya mucha ternura en las miradas de ambos al unísono así como escenas íntimas. No va a ser un amor idealizado, apegado al destino trágico como otros, con ruptura por deceso.
Me sigue gustando mucho la qiuímica entre los dos actores.
Se nota que "Conrado" ve más allá de las apariencia que desbordan deseo en "Aurora", una extraordinaria Ariadna Gaya. La meticulosa translación a un pasado dolido que deja siempre una suspicacia sobre lo que resulta el pasajero sentimiento de la felicidad, la constante búsqueda del amor en las etapas cubiertas y que provoca hastío. Ese es "Conrado". Una historia real como la vida de cualquier habitante del siglo XXI. Seguro que, "Aurora", recuerda mucho del pasado femenino al trotamundos patán. Pero está fascinado por esa niña locuela y fácil cuando que se prenda de un gañán tan poquísimo recomendable. Está muy enamorado, pero lo calla en confesión. Los prolegómenos de una tirantez y rencilla casi infantiles, las emociones que vive de una enemistad reacia de un adolescente adolescente que ha derivado en amor. Amor si sosiego que le espera. Hoy aturdido que no se atreve a abordar una relación con ella porque su vida improvisada y acuciada de cambios imprevistos de planes, su edad, su aura aventurera de marino en cada puerto, le hacen sentirse incómodo y excéntrico además. El amor con una mujer más joven, es gozo y renuncias y riesgo, mucho. Está en el umbral de los grandes cambios.Es un desarrollo muy francés este, sin duda. Necesita ya mucha ternura en las miradas de ambos al unísono así como escenas íntimas. No va a ser un amor idealizado, apegado al destino trágico como otros, con ruptura por deceso.
Miradas de desdén y de cualquier cosa no buena, que no tienen precio. Estos días un culto a la contemplación de Sandra Cervera en su manifiesto ocular contra el yerno violador.
Investigaciones "Quintina" e "Hipólito" con su pequeño monolito, de los Visigodos "na" menos. Son tan poéticos e inspiran tanta ternura sobre su evidente inocencia en un mundo cruel que, no obstante, sortean porque Dios protege a los inocentes con el alma limpia.Perfectos estos dos grandes actores, Blaquita y Selu, que se inventan hasta su propio personaje más caótico, creando una leyenda visigótica sin perder nunca la gracia mollar. Sueños sin fronteras e ilusiones jamás perdidas.
Mañana, la tía de las medias verdades.
Dedicado a más gente que me me anima mucho. Hoy a Sonia del twitter.
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