BESOS ROBADOS/ FUEGO EN EL CUERPO

Ante todo, muchísimas gracias por leerme estas pequeñas crónicas sobre “Puente Viejo. Estamos en agosto y de vacaciones. Como os dije, más breve, y siempre que pueda seguir la señal de A3, ya que en Francia se me píxela a veces, os comentaré sobre los próximos capítulos de este maravilloso serial. Que tienen “miga” y que no deseo estar ausente. Aunque esté de “golfo” por ahí, tendréis, más reducida, una parte de mi sentimiento, transcrito sobre estas imágenes televisivas, tan bien construidas, escritas e interpretadas.

He hecho muchísimos amigos y amigas, algunos maravillosos, en estas semanas en las cuales he estado con vosotros a través de estas crónicas. Yo, aquí, redactando y ellos/vosotros, siguiéndolas con mucho interés. Me siento muy satisfecho por haber contribuido a que, mis amigos, que así os considero, hayan tomado aún más curiosidad y comprensión por esta magia “Puentevejina” o descubrirla en algunos casos. Espero que me considereis un amigo de igual modo. Ha unas  29.760 entradas para seguir, desde este Blogger, la serie a través de mis páginas vehementes y enamoradas. Cuando Endika me ayudó a crear este Blogger, jamás pensé que se pudiera llevar tanta audiencia. Quiero agradecer a los actores de PV que me han saludado y apreciado, el afecto es mutuo de mi hacia ellos: Mario Martín, Carlota Baró, Mario Zorrilla(en septiembre estará en nuestra emisora donostiarra), Selu Nieto, Enric Benavent, Ariadna Gaya, Blanca Parés, Victoria Camps  ¡Muchas gracias!.

 BESOS ROBADOS

  

Los besos que te los han robado tienen, en su después, muchísima vitalidad. Aunque pueda parecer volátil y de culebrón el tratamiento a la secuencia inicial, nada más lejos en mi opinión, la he visto sin pestañear, cuando mostraba este tratamiento de amor, de cierta ya madurez, que se ha vivido en la carpintería. Los dos flotaban ante la cámara, Jordi y Loreto. Incluso, desaparecían mágicamente. Sobrevolaban la férrea narración impuesta. Tenía la maravilla de aquellos nuestros tiempos, los míos y los de vosotros. Un hado adolescente de inconsciencia. De besos furtivos que tanto placer nos daban, los prohibidos más. Estaba cobijado, entre cálidas maderas, su más que placentero y vertiginoso amorío. Ha sido una secuencia que ha plasmado unas sensaciones de altísima emotividad. De ruptura con la convención y de triunfo del amor libre. Ni Julieta o Romeo sintieron esta vagabunda electricidad, en sus corazones y pecho. Se ha portado muy bien la donostiarra.

Han estado, los dos actores, estupendos. Han proyectado un gran estímulo visual. Sé que a ciertos televidentes les van las escenas de sexo, aunque sea insinuado y decorativo. Esto, los que asistimos al Festival de San Sebastián, lo conocemos muy bien; donde, muchos, llenan las colas de taquilla, sólo es esa época del año, pensando sólo en ver culos y morbosidades. Sin embargo, en esta tarde, elegantemente, se ha asumido sobre la gran simplicidad del acto sexual; de su concentrada carga de nitrotolueno, que va por dentro de los amantes; cómo el fogonazo es efímero y el “latigazo” breve, porque existe lo tremendamente romántico del relax y de la inmensísima ensoñación que queda, después, en las sinceras conversaciones entre sábanas. Los devaneos amorosos están apuntados. Lo que ha ocurrido, en el capítulo, es que se ha evocado la película de una fatalidad que, al fin, se ha desvanecido. Y que se ha roto el cordón umbilical con la mentalidad hipócrita de los que siempre piensan lo mismo y para, los cuales, era pecado mortal el regocijante adulterio de esta tarde. Ha sido una defensa encendida de la libertad personal aun cuando pueda considerarse locura de amor. !Que se jodan!.

La tele es mejor que la vida. Y es la nostalgia. Y mejor aún, el buscar el tiempo perdido hasta donde alcance el subconsciente. La creación artística nunca nos decepciona o nos arroja al desencanto. Fantasía cautivadora. Todo es casi perfecto. Hay una novela del gran Balzac: “El lirio del valle”, que es una evocación del amor, justo esa sublimación de un amor platónico que acaba del modo más ardiente, casi hasta convertirlo en algo religioso y santo. Pureza que pueden ver los niños, aunque haya beatos que poner a parir a esta hermosa historia de amor, por inadecuada a media tarde.

Y un recuerdo que nos han aportado, estas escenas grabadas, sobre aquellos otros amores infaustos, quereres de contrabando, perseguidos lances, ente "Juan"/El magnífico Jonás Beramí y "Soledad"/Alejandra Onieva. La coreografía rompía el corazón del espectador al rememorarlos, casi en aquella indigencia pulcra pero oreada por oleadas emocionales, como otro "Chozo" más. Como "Pepa" y "Tristán"en él, espacios de tanto frenesí propios y emociones de enamoradísimos. Lugares que olían a las esencias más terrenales,  a los inciensos del primer amor y a la calidez que cobijaba a los desamparados. Los queridos refugios del amor más iconoclasta de la televisión con personajes irrepetibles.

Pudibunda la señora” Francisca”, lo ha apercibido de inmediato y así se lo traslada al pobre “Fernando”, hoy cornudo sin reconocerse, estableciendo una magnífica interpretación donde, la cortesía en el decírselo en clarito, sobre su evidente cornamenta, no estaba exenta de tacto y de comprensión liberal. Es curioso pero, en el fondo, la “Doña”, asume, como consecuencia lógica, el amor entre los dos furtivos. Aunque le repatea ver por la cama de su querida ahijada, al apóstata hijo de una gran verdad: la grandiosa “Pepa”. Evidentemente, "Fernando" no es el afortunado. 

 

Parece se va  a ir arreglando el tema de “Aurora” con “Tristán”. Una cabeza de piedra auténtica y con razones: “Aurora”. Parece que va a ir salvando desniveles en su reencuentro con su padre, que quería suicidarse cuando tanto le faltaba su amor, “La Partera”. Muy acertada esa frase sobre la necesidad de su reencuentro y el perdón, entre "Martín" y "Mariana". No olvidemos que, su padre, fue el gran amor de su madre. Hay Carlota Baró, ha estado inmensa. Siempre la he defendido a esta catalana de inmejorables raíces interpretativas, y no me he equivocado. El placer que nos ha dado su explicación del por qué de la bondad de "Tristán". En una brevísima aparición ha resuelto una secuencia entera. Con que sutileza se ha dirigido a "Aurora". Con que calidez le ha tratado. Que credibilidad ha y tansmitido.

Y estupendo, Carlos Serrano,  con sus ojazos azules que se tiñen de rojo, cuando se mira en el espejo de mujer y se contempla como una piltrafa indeseable de tipejo despreciado por uno mucho mejor, incluso sexualmente, y le asoman los puños a través de los ojos para lanzárselos contra el hombrazo que se acuesta con su no-propiedad privada
Sólo un apunte. Estoy mosqueado con la no presentación de "Aurora" a su abuelete , el cenizo de"Raimundo". Es que, además, no les he visto juntos, a Ariadna Gaya y a Ramón Ibarra, nunca, en alguna secuencia.

 Dedicado a mis compañeras de la radio: Juli, Patricia, Esther, Muriel, Loreto, Andrea, Lur (la Voz de las cuñas), Sophia Squittieri desde Madrid y a todos mis colaboradores y amigos, oyentes y discrepantes. Nos queremos todos.
Y un recuerdo a quien fue mi profesor de cine, Ángel Antonio Pérez Gómez, colaborador en la antigua Radio Popular de San Sebastián, en la Revista "Reseña" y en "Cine para leer" y que me enseñó a leer en cine, a desmenuzar las pelis de un modo increible. Todos los secretos. Todo lo que sé, y que practico escribiendo aquí o en otros lugares, lo aprendí de él. En la foto, es el sacerdote con gafas, a la derecha, de la fila de abajo. Un sabio que me enseñó.