LA PASTELERÍA DE LAS SORPRESAS

Emoción ante la nobleza de los personajes. Uno de los últimos gestos gallardos, loables comportamientos del “Tristán” más justo que hemos contemplado en estos casi tres años. Le regala la confitería a su maltratada “Candela”. Estaba ciego y la ninguneó. Precioso broche de oro para este personaje que ha enamorado, apasionado y que se ha dejado la piel entre las cañadas de “Puente Viejo”. En justicia, resarciéndola del daño causado, aunque también lo hubo en perjuicio por parte de su propia madre.

Imágenes inolvidables. ¡Maravillosa! Aida de la Cruz. Llorosa, en esta tarde lluviosa aquí en San Sebastián Me ha recordado a aquellos filmes que iban a ver nuestros padres cuando eran novios, en los estrenos donostiarras del “Miramar” o del cine “Novedades”(la bombonera). Una época en la cual las películas aún importaban algo. He vuelto a las esencias con las que se emocionaba aquella gente, en la pureza de la sala oscura. La belleza en las actrices, lo varonil en los hombres y la dignidad ante todo. Cuando interpretaban Bette Davis( de joven se traía un aire a Adia) y Clark Gable o se escuchaban las voces de nuestros inolvidables antepasados en el doblaje: Carmen Morando y de Rafael Luis Calvo

 

Unos legajos de abogados, que pueden resultar fatídicos para cualquier humano que los reciba, se transforman en una carta de amor, escrita en un espacio sentimental previo a la confesión de amor de un hombre hacia “Candela”. Y es algo enorme lo que he visto en este capítulo de PV: Cómo unos papelajos pueden simbolizar lo mejor del ser humano en estos tiempos / aquellos, y como un cartero puede traernos toda una insospechada elocuencia, cuando se trata de hacer justicia ante una tropelía. Ha sido de un secreto a voces, esperado,  y de un candor admirable. Perfectamente perfilados por Aida y Álex. La felicidad tras la tormenta y la esperanza tras el hundimiento.

Álex ha estado tan recatado como majestuoso, ha apabullado al espectador cuando se hace el remolón y el no-enterado sobre aquellos papeles.

 

Como ha estado inmenso, interpretando a uno de los ex militares más justamente tratados en el cine: Hablando con Millán- Astray.

Los militares profesionales se reconocen, son expeditivos, disciplinados entre ellos y saben adecuarse a la situación, previa estrategia elaborada. ”Tristán” le ganó la batalla hoy, un pleno en el asalto frontal, en el campo de la taberna, al terco legionario en jefe. Reivindicando la inocencia en tiempo de guerras mentales y de precocinadas. Alguien aguerrido en las armas que ha sabido cortocircuitar cualquier deseo de castigo militar a un pobre niño, “Isidro”/Javier Abad, que no sabía lo que hacía, despechado y que sólo desea casarse con “Rita”. Ni en las sacristías o en las trincheras se deben esconder infortunios. Muy pocas veces he visto, a este magnífico Álex, con semejante huracanada dialéctica, transitando con tanta capacidad de hipnosis como para lograr la turbación, en una roca castrense de militarote para el  que sólo existe Dios y el valor de la jerarquía y acomodo a su mando, en pocas situaciones como hoy.  Por cierto, seguimos sin conocer el nombre del actor de “Millan-Astray.

 Optimistas irreductibles, al estilo de Capra en el cine,  han estado los “Mirañar”, padre e hijo, ante la valiente “Quintina” que no desea dejarse humillar cuando no es justo el comportamiento de esa suegra de malísima mala entraña que nadie la querría como tal. Pero  ese corazón de oro de la cieguecica, el mundo idílico propuesto tras ceder aún más ante una vampiro “Dolores”, que te succiona el “coco” como te dejes, no existe y la claudicación es la derrota de Waterloo. Con las suegras, sólo hay un remedio que no se lo voy a recomendar a Blanca Parés. Ácido sulfúrico para que muera lentamente, trituración de los restos, darle en picadillo para comer, a los lobos de la “Cañada”, por si lo prueban o no mueren en la digestión.

 

Por lo demás, Maribel Ripoll, ha estado faraónica esta tarde. Nada de sobriedad abulense ni sequedad esteparia. Tronío, relámpagos y centellas, sacando toda la maldad que exuda la envidia de tener un ángel como nuera que rompe y rasga corazones perversos, sin convertirlos en cristianos. La tragicomedia de una mujer abatida por la edad y la juventud que se fue, con sólo sabiduría para la maldad.

La pared de la cárcel me ha recordado a un single de aquella figura de culto musical, cantautor contracultural de los 60,  Manolo Díaz, aquel de “La juventud tiene razón”, que escuchaba mi padre y que conservo en la discoteca de la emisora

Esperemos que actor Alejandro Sigüenza, no sea un sinvergüenza que quiera reírse de nuestra muy querida “Mariana”, o tenga muy aviesas y pérfidas intenciones soterradas para con la bella apaleada. Actor que no me termina de convencer, tanto en “Amar en tiempos revueltos” como en su debut que no fue muy afortunado, aunque no me disgustó tanto, en “Al salir de clase”. Aunque, tal vez, sea un buen novio para la gran “Mariana”; quien le reconduzca de su pasado; le redima definitivamente de tantos errores, demasiados, que viene purgando hasta lo indecible, en la casa menos recomendable de todas para trabajar, en “La Casona”. Esperemos ver una bella historia de amor, con personajes frágiles cuando toca el Rin Rin, ante tanta derrota y desazón que no se merece la bella y decente doncella de la casa putas de “Francisca”. Y que se transpire la pasión que sabe interpretar, como pocas, la gran Carlota. La actriz que puede pasar como ejemplo de cómo la supervivencia nos hace inmortales y siempre, aún desaparecidos, vuelve. Si los guionistas se lo trabajan bien. Pocas veces he visto en la tele interpretar los sentimientos íntimos que se se devoran a dentelladas, entre un hombre y una mujer, como entre "Paquito"/Gonzalo Kindelan y “Mariana”/Carlota Baró. Las miradas de Carlota, en estos dos capítulos hacia Sigüenza, son impresionantes y hablan por sí solas. Como lo hemos dicho de una actriz del "mudo": Depuración de un gran saber, aunque Carlota es una chica muy joven.

Dedicado a la gente italiana de "Il Segreto". Donde he hecho muy buenos amigos. A Anna Paola Albano, y a todas y todos los que me siguen que son muchísimos.
Hay ciertos faces en nuestro país que me prestan atención y que nombraré por su amabilidad para con mi trabajo. No les olvido. 
Gracias a Aida de la Cruz por haberme agradecido mi artículo de hoy. Gracias a  tí por tu trabajo