Desde luego con 32 grados aquí en Hendaye lo de esta tarde ha sido ya la guinda del soporífero. Espero que recuperen esta trama de "Los Manantiales" porque es triste verla tan desangelada perdida y sin garra y el cura cansino y metete siempre con su mismo registro plañidero repetido desde hace ya más de tres años, condoliéndose por sus amados feligreses, comiendo pastas en la sala de la mansión ante una "Camila" forzada que necesita, con urgencia, echar de esa casa a todas estas viejas glorias de la serie. Entre esta oleada de calor, abrimos un poco el ojillo siestero ante algo que sí merecía la pena.
Pero sí que ha habido dos notas a destacar que exudaba el capítulo de hoy y que se pueden trasladar su parábola a los tiempos de la política actual. Es ese ánimo reinante colaboracionista para con un déspota, cuyo pacto con él solo puede traer desgracias y desapego de la sociedad. El dilema de "Emilia", incauta que parece puede haber sido convencida por un verdadero sátrapa que se sobrepone ya, de modo muy peligroso, a su propia tía y família: "Garrigues". Cuando la bestia resopla se lleva todo por delante. Es una estampa de ese caer en manos de un enredo delincuente (que bien lo advierte "Fe"), apoyado en la credulidad y en la ilusión de que. tras el "Intendente", algo bueno puede suceder. Una transfiguración del ánimo en "Emilia" para, de aceptar, acabar en manos de Satanás, sola y apartada de los suyos.
La sombra del militarismo y del fascismo que llegaban en España y Europa, se asoma en este "Garrigues" que va tejiendo una tela de araña que atrapa sin posibilidad de vuelta atrás a medida que avanza ese engaño en el que quiere involucrar a los demás para tenerlos a su disposición.
Una parábola metafórica de la política de los tiempos actuales y pasados y cuya fórmula colaboracionista sólo ha traído desgracias. De lo contrario vean ustedes en la historia de los socialismos europeos a dónde les llevó la colaboración con la radicalidad, en España a la guerra y hoy a su irrelevancia; en Italia, hoy, casi a la desaparición de la escena política. ¡Dime con quien te juntas y te diré cómo acabas! Secuencia intimista con "Emilia" llena de matices, muy bien interpretada y que ha sido lo único a destacar; lo demás, un peñazo. Por cierto, el romance entre "Carmelo" y "Mencía" algo absolutamente sinsorgo y lo menos adecuado para espectadores que pedimos romance y peligro.
"Emilia" es presa de un dilema social y político muy del siglo XX. Aceptar la sumisión entre las personas dominantes, engañándote a ti mismo, sometido entre la fuerza y en el seno del poder que la sustenta, sintiéndote seguro pero con errores que se pagan muy caros a la larga.
Y ya esperando el entierro y funeral de "Mariana". Parece que encuentran su cadáver. Si esto es así, sigo asombrado por la rapidez y expeditivo de una partida que ahora se consuma con un cadáver y adiós definitivo a la actriz Carlota Baró. Alguien de la serie me dijo un día que "Mariana" no podía faltar", que era un símbolo. Pues.... subió el pan. A mí me extraña que habiéndola embarcado en ese comercio de ropa, con decorado incluido, se marchara la actriz y ahora ya ese comercio carece de relevancia. Hay situaciones que no me cuadran porque cuando un personaje se va a ir, le restan protagonismo, aunque también es cierto que, a "Mariana", la habían dejado durante un año en dique seco. Unos por otros, la serie, como hoy, un coñazo que entre dormidera algo nos ha despertado de la siesta.
Creo que deben cambiar de aires con urgencia. Esto es todos los días lo mismo de lo igual.
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