miércoles, 5 de marzo de 2014

PEPA Y TULA, LAS BRUJAS BUENAS DEL BOSQUE





Antes de nada quiero agradecer a Carlota Baró y a Blanca Parés el entusiasmo entrañable en esa mesa de cocina, el optimismo, el asombro inocente y la alegría picarona que ponen, mañana, en esta secuencia de la carta de "Nicolás". Tiene que ver con mi viaje a aquel Madrid de 1921, mañana se desvela qué hago yo allí; pero lo que he visto es una preciosidad, es casi ultrasensorial, me ha resultado embriagador, me he emocionado muchísimo y hay mucho de mí en esa secuencia y en el texto, de cómo soy yo realmente al margen de mi voz que oculta mucho y de mi trabajo en el periodismo, mucho también de lo que me inspiran ellas; sobre todo se encuentra, en este momento en la cocina con una carta, mi gran afecto profesional y personal por ellas dos y por ello me fui a Madrid en 1921. Mañana comentaré la secuencia pero quería ya agradecerles su gran trabajo y cómo me han tratado. Yo tampoco lo olvidaré nunca. Escucharles en ese texto es algo maravilloso, interpretado por auténticas profesionales. ¡Gracias Carlota y Blanca!. No sé si podré remontar la conmoción. Nunca os olvidaré. A las dos les quiero muchísimo, no me importa decir que son las actrices que más quiero, y que tengan siempre este recuerdo mío cuando la serie termine y ya no estemos.

Es la secuencia de la tarde, la final, mal-encarada en principio y sublime en el final, con la presencia de "Pepa Balmes" en su hija reconocida en el aura y físico por la bruja "Tula". Una excelente Carmen Esteban, reconocida en muchos tele-filmes y por aquella inolvidable "Tomasa" de "Yo soy Bea".
Una secuencia irresistible, increíble, un cuento grandioso ocurrido en el bosque, el pasado que se acerca a la vieja anciana que demuestra que la magia existe y que hace volver a las personas por donde caminaron nuestros padres buscando lo mismo que ellos. Existe el hechizo aunque muchos quieran ocultarlo. Un momento que nos evade de una trama instigada y enredada por un criminal "Leissman", poniéndonos fantasía en una buena onda para contrarrestar un cruento capítulo, con unas buenas gentes aterrorizadas por un tortuoso canalla que, desde la sombra, prepara el crimen contra una inocente criatura.

Secuencia preciosa, de rito contemplativo según avanza, melancolía, remembranza y de contacto íntimo con el ser que es la sangre y el espíritu indómito de "Pepa", "Aurora" reconocida. Fascinación en "Tula" por esta hija crecida de aquella endemoniada madre, que está sentida por la actriz, Carmen Esteban, como un puente hipnótico entre el pasado irrecuperable y el presente.
Me ha maravillado, será que hoy estoy sensiblote por lo que viene mañana.
Momento que me ha trasladado a aquello años fantásticos que te llenaban el corazón y te zambullían en un mundo de ensueño, miedos, mujeres maravillosas y magia.
Un momento entre imaginarios escenarios inquietantes, salpicado de momentos oníricos, como en aquellos cuentos, opresivos y acogedores que tanto nos intrigaban y tranquilizaban.
Secuencia beneficiada por el surrealismo, enigmática, de viaje a otra época, que distorsiona el mundo real sobre un sueño ambientado en el pasado (proveniente de una chica actual cual es "Aurora"), con una anciana que nos transmite los peligros del bosque y de la civilización religiosa persecutoria de pobres mujeres curanderas, quemadas por brujas. Un encuentro con un clima lúgubre, descariñado y fantasioso para pasar de esos mundos extraños y enigmáticos  a la luz.

El momento rezuma muchos aromas embotellados en pequeño frasco. La sabiduría de "Tula", su reserva ante la crueldad del mundo exterior, el mundo lleno de espanto que recobra las energías del ayer por el fantasma de "Pepa" que trae lirismo y ganas de seguir peleando.
Un excelente Ariadna esta tarde en medio de un "plot"de malas hierba que crece en PV con el tal "Doctor" y que le va a costar arrancar de su vida porque se encuentra como un vampiro disfrazado de señor y pegado a la sangre de los demás.

Hay muchísima gente que tira la piedra, esconde la mano, levanta la del vecino y, encima, va de víctima. Ese es "Her Von Leissman". Embaucando, abusando de su posición a todos a los que mueve a su antojo porque les tiene en sus manos. Una crítica despiadada sobre el poder y el mal uso del mismo, sobre la droga del por qué nadie se despega de un círculo político o de notorios, por su capacidad para someter a los demás bajo su yugo forado. Manipula sin despeinarse y sin que nadie se aperciba de su mirada de maldad cuando se encuentra solamente consigo mismo. Invierte "Leissman" el mismo esfuerzo en preparar un crimen que los otros pobres en llorar ante la delicada salud de "Esperanza".


Secuencias entre hombres y mujeres que es lo mejor que tiene PV, como me decía Álex Conrado, esos requiebros en salón o alcobas, entre pasteles, vino, recuerdos, personas que ya no están, suculentos guisos o mucha tristeza. Como esta entre Aída, Blanca y Jorge. Un futuro oscurísimo en esa plaza donde se rechaza a los "Buendía" y ese haz de estas féminas cargadas de luz que no pueden evitar que, los hombres, nos veamos cada vez más reconocidos en ellas. Fantasmas y melodramas con cuentas pendientes, redenciones, alegrías, amores desesperados, una vuelta de tuerca al universo femenino (aunque se incorporen hombres al diálogo), una lucidez de mujeres entre mujeres que conocen mejor que nadie lo que es la melancolía y la poesía de lo perdido, casi un único discurso grande como ellas, las mujeres. Por cierto, a destacar la soltura de Blanca Parés, trabaja relajada, se nota y casi pasa por este momento esplendosoro como si nada con una naturalidad femenina que parece que tiene todo el tiempo del mundo para asumirla. ¡Maravillosa!.

¡Adiós!. Jona García. Ha sido muy amable conmigo y siempre te recordaré. Hoy te despedías en tu facebook con pena para muchos. Te deseo lo mejor. Interprete "Amadeo" aventurero de salón, mitómano y melómano, aventurero poco arriesgado, timador que usa de la fantasía y avaricia de los demás para producir espejismo de gloria en calenturientos cerebros destornillados o de incautos. !¡Suerte!.

 Fetichismo puro y divertidísimo oliendo a tigre las ropas de "Hipólito" por parte de una memorable "Nicanora". Excitación pura por el manipuleo de prendas más o menos íntimas, por esta joven y morbosa pedazo de hembra que me encanta. Oler a hombre , excitante y ya de orgasmo si huele a agente autoritario de la ley. Auténtico trozo de carne humana masculina, jamón puro para catarlo sólo por las narices. Jodón en clave sexual garrula, polvos imaginarios, coladas íntimas, y el éxtasis al descubrir sobre cómo embriaga la pechera sudada del toro "Puentevejino". Que no se enfade el personal, pero la actriz está soberbia.


Secuencia para decir : ¡Bravo!. UN "Conrado" comatoso casi, abúlico, sin su amor pero con un trasfondo poético de sentimientos de derrota que nos implica  a los espectadores absolutamente. Un "Isidro" que busca alternativas, de las que carece porque ha perdido mucho más que la libertad, a su amor, por ello es más desgraciado que "Conrado" su amigo. Un dúo de "malditos" que me ha gustado, con un Javier que se supera día a día. Los conflictos y aflicciones de dos hombres buenos que se tiene a sí mismos, esa edad que no importa para la amistad o el amor, entregados a la desesperación más cruel de su vida, sus trágicos amores que les persiguen con o sin rejas.
Besos robados al tiempo. Vitales, furtivos,sencillos y tiernos cuando el tiempo pasa y pesa.

MAÑANA TENDRÉIS UN ARTÍCULO ESPECIAL:

"MARIANA Y JOSÉ IGNACIO/ TAL COMO ÉRAMOS".





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