domingo, 15 de noviembre de 2015

CHE TRISTE E BELLA E NATALE!!!

Ogni giorno il capitolo Il Segreto


Italia merita tutto il rispetto di me e dedico questi articoli Il Segreto
In Memoria e ricordi di un tempo perduto che non tornerà 
Con grande tristezza hanno finito così male
Un capítulo maravilloso inencontrable hoy en PV




Capítulo con los colores y sensaciones de la Navidad de siempre, de las mejores navidades que pasamos en un tiempo. En su última parte, en sus colores puros y mágicos, intensos sentimientos de los protagonistas, bien contrastadas sus aspiraciones y referencias. !Una maravilla!.
Antes de nada os deseo un feliz día de Navidad. En estos días, yo al menos, me siento mas hipersensibilizado por aspectos humanos algo descuidados durante la vorágine del día a día, tal vez el descanso entre tus personas más queridas, el relax, el ambiente que se presta  a la remembranza de otro tiempo relacionado con estos días cuando lo compartíamos con personas muy queridas que ya no están, no lo sé, o tal vez una inspiración mágica que se empecina en decirnos que los antiguos habitantes de las tierras de Groenlandia y del océano Ártico tenían razón y que, en cada Nöel, la vida y el tiempo pasado se aparecen y danzan entre estos fosforescentes rayos de luz celestial en sus arcos y espirales de la aurora boreal, trayéndonos toda la esperanza del universo que nos queda por atravesar, imágenes hermosísimas que hemos contemplado esta tarde en PV. Que al fin de cuentas, la vida, es algo triste y hermosísimo pero siempre lleno de esperanza, al estilo de las sencillas pelis más cuidadosamente románticas de un cine pegadizo con mensaje moral, entrañable y muy apegado al sentimiento que Hollywood realizó en una épica época que ya no volverá.



Imagen de "Ben Hur"
Precioso momento, este de esta foto, que me recuerda a una de las primeras secuencias del extraordinario "Ben-Hur" de William Wyler, cuando tras la adoración de los reyes, un pastor hace sonar un cuerno, se ve Belén a lo lejos y asoman los títulos de crédito con la Banda Sonora de Miklos Rozsa. Cuando, en un extraordinario final al estilo de Hollywood y del cine español de los años 40 y 50, de Capra o de Rafael Gil, estos puentes de fuego que establecen estas cortinas de luces blancas y violetas, entrelazadas como un deslumbrante caleidoscopio, nos traen a la atmósfera terrestre el agradecimiento por estar vivos y la esperanza de que todo se arreglará al final en un "happy end". Es Navidad en uno de los mejores seriales de la televisión de los últimos cuarenta años, que pasará a la historia, por su guión, por su exquisita realización y por unos actores y actrices que no son solamente, muchos, una revelación, sino que liberan tanta energía interpretativa que se proyecta como esos fulgores de luz de la aurora boreal, liberando una emoción indescriptible y que se extenderá más allá del tiempo perceptible actual. Dentro de 50 años se hablará de este serial y de sus actores como hoy se recuerda al Yul Brynner de "Los diez mandamientos", a la Vivien Leigh de "Lo que el viento se llevó", al Jean Gabin de "La gran ilusión" o a la extraordinaria Simone Signoret de "París bajos fondos"("Casque d,or").


Inés Orsini


Secuencia final de espoir. Maravillosamente realizada, enigmáticas imagenes donde los actores que aparecen, en esta foto vemos a Carlota Baró y al actor Alejandro Sigüenza, transmutados, metidos tan de ello en su papel que parece olvidan su propia identidad e incluso sus otros registros que acumulan meritoriamente en la serie. La pasión del rostro que se nota en todos ellos es inmensamente transcendental. Esta secuencia es antológica. Me ha recordado Carlota a la mística e increíble Inés Orsini, en "Nuestra señora de Fátima".
Regalos que llegan en este final coral que, entre una atmósfera enrarecida por la maldad de los sin corazón y piedad, sorpresivamente son repartidos a buen tino entre las gentes más humildes y sencillas que también tienen derecho a que, sin saber por qué, un día la vida les regala la ilusión de que alguien vela por ellos también, el "Olentzero" o la sabiduría de la naturaleza. La pluma a "Raimundo", el amor a "Mariana" y a "Nicolás", la muñeca de los bellos recuerdos a "Quintina", el saco de "Antón" de donde asoman los balones más reglamentados que nunca soñaron los niños de PV. Mires a donde mires, es amor por todas partes menos por una, la "Casona " y menos en esa arpía que es la favorita de mismísimo Luzbel: La criminal "Francisca Montenegro". Pero, todos los demás, son seres espléndidos relacionados entre sí por su supervivencia, en una caótica sociedad donde te dejabas la piel y se te vaciaban todos los sentimientos de tanta lucha para sobrevivir. Y repito, con una fantástica, nunca mejor dicho, interpretación de todos los actores.


Memorable: Mario Zorrilla, parecía un protagonista y apóstol cristiano de film de"Peplum", encarcelado en las mazmorras del "Quo Vadis" de Mervyn LeRoy, viendo a Dios, rezándole al antes de ser sacrificado a los leones en el circo.


Inolvidable Blanca Parés con el reencuentro con su niñez. Encadenando bonitas sensaciones y aromas de tiempos felices con olor a navidades pasadas e ilusiones indescriptibles. Me recordaba a aquellas niñas, Judy Garland y Margaret O, Brian, de "Cita en San Luis", cuando recordaban sus navidades últimas, como niñas, en su casa de San Luis y cuando las pobrecitas se entristecían porque suponían que, en Nueva York, Santa Claus, no las encontraría jamás por ser tan grande. Y claro que las encontró. Blanquita ha mostrado a la perfección esa historia pasada de una niña, de una inocente protagonista vapuleada por ser pobre y ciega. También Dios protege a los huérfanos.



Impresionante Ramón Ibarra, cine puro en su expresión el rostro que ha sido toda una crónica sentimental en la que la esperanza, el tormento y el fulgor amoroso por "Francisca" ha dado un broche de oro  a esta secuencia, una metáfora de una herida histórica aún que supura.


Maravilloso mi muy apreciado Mario Martín, "Don Anselmo", que no sé si cree mucho en ese  cielo forjado en la materia oscura de un cuento para dominar, mezcla entre cura que chirría a pueblo estepario y teólogo popular de la Liberación de los 60, que ve materializarse la bondad humana y es feliz cuando la solidaridad y el buen corazón de sus fieles parroquianos, se comparten frente a las turbulencia y amarguras del decía tras otro. 



Ternura exquisita, nada degradante por supuesto, que desprende un buen rollo, sobre lo que llevas esperando toda la vida y que nos hace sobrevivir incansablemente, nos empuja a seguir adelante, algo que nos brinda la vida para disfrutar y desasosegarnos, pasando lo penoso a segundo plano al menos en esta noche de ilusión en la que todo sale bien y un rayo de esperanza para estas buenas gentes que perdieron casi todo en su vida o al menos, lo más amado.
Un capítulo para regalar, un pequeño clásico de la televisión,  enmarcada en lo que se llama en el cine de este género: la "quinta" estación, la Navidad, época del amor y tiempo de esperanza.
Pupa en la tarde  de ayer a nuestras pupilas cinéfilas. Y algo más, yo siempre he pensado que el amor está en todo y que nos hace avanzar. Mis mejores artículos los he escrito cuando más enamorado he estado, por ejemplo, de algo o alguien. A veces no es decoroso decirlo o manifestarlo, ni tiene por qué revestir más interés periodístico, pero sí desvelar lo que es capaz de promover y crear. El amor está en todas partes y también en ese deseo de que, "Francisca", recapacite y cuando se humillan ante tal víbora para que perdone a "María". Una gloriosa Loreto Mauleón que está que, casi, se sale de la cárcel. A lo Susan Hayward.


Loreto entró proveniente de esa televisión repleta de enchufados con carné del Partido de turno en la boca, mediocre y en ocasiones, blasfema. La EITB. Pero Loreto es mucho más. Un día, alguien con buen criterio le llamó para interpretar a la "María" de PV.  Loreto es un ser y una actriz superior, nada que ver con esos impresentables con acento pueblerino que se han llevado crudo de nuestro sudado dinero de contribuyentes, sin esforzarse nada de nada y que nunca aprenden. Es donostiarra fina y elegante, muy lista y avispada, como se ha reflejado en este papel tan difícil que debía bregar contra el recuerdo la "Partera". Y se los come a casi todos. Donde era pizpireta y pijina, señorita, amante avanzada y por amor y fidelidad a un hombre, glamourosa, mujer madurada por las vicisitudes crueles de la vida, víctima violada y manipulada, hoy sufre como presa porque, el dinero y la reproducción de la casta caciquil, mandan.


Estos días se nos pone la piel de gallina al verla, ante la órden enviada por la "Montenegro" de celebrar a puerta cerrada el juicio, sola y desolada frente a todo. Y lo está haciendo Loreto con un talento prodigioso, en toda su manifestación de soledad, amor y desesperación. Con una fortaleza sobrehumana, resistiendo sobre los negros presagios que se le avecinan.Bien acompañada de actores como Sandra Cervera y Fernando Coronado, sus "padres", que no dan crédito a la tragedia de ver a su hija entre rejas, enviada por una cacique que, sin saber por qué, odia a su ahijada. Aunque está claro, porque ama, situación yerta en la impotente "Paquita" que sólo es una desconsolada mujer que jamás conocerá lo más grande la vida, el amor, aunque mate por dinero y status. Una retorcida asesina que corrompe y mata todo a su alrededor. Una pobre diabla que se la comerán los gusanos, si no le hacen asco, como a todos, para nada, porque todo pasa y nadie se acuerda. !Maravillosa María Bouzas!. Cuando mira, cuando berrea, cuando impone, cuando manda ajusticiar mediante el crimen, cuando impone su ley y orden, cuando odia, cuando sufre, cuando se derrumba, cuando perdió a su hijo, cuando ni la catatonia le curo sino que la hizo más rabiza, cuando se trasmuta en convulsa en lugar de llorar, cuando ha repudiado a su sobrina, cuando corrompe, cuando se muera espero pronto.


Pocas veces he visto en la tele momentos más agobiantes que estos, espacios sublimes entre cuatro paredes casi que se pegan entre ellas. Momentos que insuflan un pavoroso halo trágico a este drama desgarrado, angustioso, con secuencias muy crueles como los acosos y violencia entre presas, tenuemente insinuados pero no menos evidentes y pavorosos.


Televisión que brilla, como su actriz Loreto, con personalidad, nada panfletaria, donde todo sucedió en 1920 y sucede en la actualidad. Las licenciosas vidas de los hombres, justificadas y premiadas,  y las penalidades de las mujeres por amor. La amoralidad recompensada y el crimen contra una mujer embarazada, encerrada para ajusticiarla y quitarle el hijo, meritorio, pagado porque se posee dinero y con ese "parné" se corrompe a los más sinvergüenzas abogados y jueces del país.


Se impone, como en los mejores filmes del drama carcelario, las argucias, para derribar judicialmente a la protagonista, matando su amor por otro hombre, desposeyendo de su hijo, una mujer esperanzada cuando recuerda los momentos intensos de amor vividos con "Martín", víctima de una trampa judicial  que demostraba la nula ética de la justicia pintarrajeando a su alrededor un drama dantesco en lo que avecina su futuro, sin su familia y persona amada. !Horrible!.

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