miércoles, 4 de noviembre de 2015

CORRUZIONE PARADISO TERRESTRE

Antichi scritti di IL SEGRETO per L´ITALIA


Ogni giorno il capitolo Il Segreto

Congratulazioni per la versione Italiana


Saludo

http://www.ivoox.com/grazie-italia-antichi-scritti-di-il-segreto-per-audios-mp3_rf_9274230_1.html
Italia merita tutto il rispetto di me e dedico questi articoli Il Segreto



 Grazie per la lettura


Congratulazioni per la versione italiana

He querido dejar para estos pequeños artículos del domingo mi opinión sobre algo que no traspapelado, ni mucho menos y como me han insinuado que menosprecio, sino que creo merece un apartado exclusivo. La paliza y muerte aparente de "Martín", por cierto un Jordi amargo y torturado que supera sus sonrisas bucales antiestéticas, en  momentos que se repiten muy continuadamente y que me resultan insufribles por ser un tic que no va conmigo.
Otra cosa es lo que estamos viendo, no sólo como interpretación sino como idea del guión y realización agresiva que no ahorra repelencia a esa odiosa violencia criminal contra los inocentes. Es puro cine setentero que abre la veda en la televisión sobre la necesaria plasmación de la ultra violencia que, aunque escandalice, debe mostrarse tal cual es, así, cebada con sanguinario furor sobre los que no se pueden defender, al tiempo que se exhibe todo desde los perfiles más crueles y abyectos.
 

Hay de todo estos días en estas secuencias de la agresión a "Martín". Cobardía, misoginia, provocación, maldad, venganza, impotencia, amor, ética, una violación de las normas como pocas veces vemos en la tele. Supongo que hay gente a la que no le gusta este agresividad visual, aunque se ejecute sobre personajes de ficción, pero reconozco que es duro asistir a esta ceremonia sangrienta y asesina. Ver destrozada a una abuela que cree ver morir  a su nieto. A una familia rota cuando ve entrar, apoyado en "Conrado", al Ecce Homo de "Martín". Pero debe exhibirse así, pienso yo, en toda su inmunda maldad. Nada de medianías.
PV es un serial de amplio espectro de libertad de expresión, por ello es muy bien acogido y funciona. No ahorra en escabrosidades que son funcionales, jamás gratuitas. Detrás de todo están el amor, al mal y el bien. La gente muy buena y los hijos de perra.
Esto no tiene nada que ver con Tarantino y sí con Peckinpah. Una dolorosísima inyección de realidad sobre  la virulencia de unos mal nacidos que van trepando con unas ordenes malsanas de "Fernando", un "Mesia" inflado de hostilidad y envidia hacia el ex sacerdote que satisface sexual y amorosamente a esa mujer que no quiere que le toque una sola uña de la mano porque le da asco, hasta finalizar aplicando lo  peor del ser humano intrínsecamente violento, en la infame secuencia del enterramiento de un hombre en vida .


Tortuosos capítulos, sórdidos como el mundo real. Ello escandaliza porque muchos no quieren reconocer la verdadera naturaleza humana, criminal por envidia que no por supervivencia. La agresividad, los peores instintos, una apología de hasta el límite de lo peor persona que se puede llegar a ser. Magistral Carlos Serrano que adjunta, en su personaje,  todo ello  y mucho más. Es uno de los peores malos de la historia de la tele. Resopla violencia, tal que se puede cortar incluso. Un cojo hostil y afrentado siempre, calavera y putero, escoria que se arrastra velocípedamente como una nauseabunda rata por los rincones de las alcantarillas. Resuello de odio,  perfumado con prepotencia, adobado con un instinto criminal que le lleva, a pesar de ser una puta escoria,  a rezumar qué es el más fuerte y poderoso y de maltratar y romperle hasta los huesos a los que presupone más débiles. Abusó de una chica inocente, violándola. La quiere denunciar y llevarla a presidio después de haberla sometido a chantaje psicológico hasta verla, por puro morbo de aplastamiento, mental y emocionalmente rota. Violencia gratuita de un aparente hijo de perra que, rascando en él, es aún mucho más monstruoso, un ser vacío, degradado por su esposa hasta su falta de hombría total, que cojea para trasladarse de un lugar a otro y, sobre todo, que se quema por dentro cuando imagina a "María" desnuda, en brazos de otro hombre, fundiéndose sexual y emotivamente. 


Agazapado siempre vigilante de conversaciones,  idas y venidas, le ponen cachondo los pedazos de carne sanguinolenta enterrados en una tumba ignota y discrecional. Fuerza bruta enfrentada a la inocencia y al bien.
PV además mantiene esa integridad coherente que denuncia el crimen y el asesinato y no cuestiona algo tan digno como es el amor entre dos seres, aunque la sociedad lo llame adulterio. España censura solo lo segundo y honra a los más malhechores y homicidas.
Tardes en las que se demuestra que el mundo bucólico del campo está plagado de conductas de violencia y crueldad, propulsando una violencia ciega pero a tiro fijo, que acaba descontrolada ya al final,  rayando el paroxismo y la locura.
Y también en los momentos con la ayuda de "Conrado" se reivindica la individualidad tocada a filas por la ayuda a los inocentes y en la persecución de estos amargados, cobardes, vacíos, seres con psicopatías que matan por quitarse a la gente de en medio para que sólo ellos puedan disfrutar de la corrupción del paraíso terrenal.
Que no se exalten algunos espectadores. La violencia está ahí, debemos convivir entre ella, conocerla, denunciarla aunque no se puede evitar en innumerables situaciones.
Con la última que llega para "María!, un áspero saco como  vestido para andar por entre rejas, una lóbrega y húmeda celda, lágrimas robadas  y un gran hijo de perra detrás de todo.

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