jueves, 26 de noviembre de 2015

UNA CELLA DIMENTICATO

Ogni giorno il capitolo Il Segreto


Italia merita tutto il rispetto di me e dedico questi articoli Il Segreto
In Memoria e ricordi di un tempo perduto che non tornerà 
Con grande tristezza hanno finito così male




Secuencia despiadada, la alimaña del hombre depredador que no caza para comer, sino por matar su inclinación y conseguir un trofeo. Un "Lesmes", muy mal interpretado, es una pena, ni come ni deja comer. Un protagonista que se ensaña con la víctima herida de amor. Un magnífico actor Rubén que estos días sufre persecución por la justicia y cárcel para alegría de muchos. La furia verbal desatada que no es capaz de reflejar Perurena, atacando psicológicamente a un hombre que lo que más duele es haber defraudado a su amor, en el que sólo piensa, al que sólo se debe en explicaciones y que piensa ya no le puede querer. Es tremendo. Afectado de un depresión brutal en esa mugrienta celda de pequeñas dimensiones y con un canalla que hace de su visita una procesión retorcida y cargada de envenenados mensajes entre ambos protagonistas que se hunden al cree al "doctor".



Un "Conrado", a pesar de los barrotes, en estado de gracia y en olor de multitud de fans. Secuencia majestuosa a degustar en blanco y negro, sobre cómo en las cárceles anida la infamia pero a veces entra la luz  y quien debiera de estar en una galería para cuidados intensivos de delincuencia dentro, es el "Lesmes", médico que debiera curar y no rematar al perseguido, por degradado en comportamiento, por peligrosamente antisocial, porque sólo transmite odio y perversidad, ensañamiento sobre las heridas del aventurero caído en combate, un resentido que se convierte como no lo expulses rápido, en una razón para morir.


Una alegoría de cómo resurgir luchando cuando todo está perdido, cuando nos encontramos ante arenas movedizas en las que se ha caído, cuando ya casi se nos tapa la nariz y a pesar de que un desgraciado nos mete más el alma entre el fango. Afirmación de grandeza en "Conrado" y que está dejando a la sociedad de su tiempo por el suelo, muy mal parada incluida  la de los civilizados médicos. 


El dolor por la enorme ausencia de esa mujer desprendida y sincerísima, arrojada y de corazón maravilloso, bella y que la lleva en todas sus emociones y momentos de recuerdo, "Aurora", el gran aliento que da sentido a la vida de "Conrado".
Extraordinario actor. Describe todo un caleidoscopio de rupturas internas a tener muy en cuenta. Desde la compasión hasta la autoculpabilidad sin merecerlo. Eclipsado en su cara de desesperación y majestuoso cuando le "larga" a voces al siniestro doctor que tiene un patología muy similar a la de los redomados asesinos del cine y literatura del XIX.
Transmite mucho dolor, lógico en esas circunstancias, desazón ante tantos que se le echan enloquecidamente encima.



Preciosa secuencia con dos actores que saben emocionar, mostrar lo patético e irresoluble de la vida  y desgarrar, como pocos en PV. Aída y Jorge. Ella vive su soledad guardándose muy hacia adentro, él un desamor en el límite de la cordura, nunca podrá volver a ver y pedir perdón mil y una veces más a quien ya no está. Es Jean Cocteau en el cine, adaptado a PV por el tremendismo del guión envuelto entre cajitas de bombones. Momento espeluznante pero tan hermoso y bien interpretado que consigue hablarnos sobre lo que es la vida, discurrir y penar, sin vuelta atrás y fatalidad.
¡Enhorabuena a los actores!

DOMANI

IN COMPAGNIA DEL DIABOLO



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