martes, 10 de noviembre de 2015

GENTLEMAN TONY


ACTOR:  ÁLVARO MONJE

CON: ALEJANDRO ALBARRACÍN Y BÁRBARA MESTANZA.



Lo he pasado de lo mejor. Necesitaba de mamporros y golpes, peleas y de personajes casi invencibles que, sorpresivamente, sacan puños y arrojo y los encuentras resolviendo situaciones y atracos. Como en los cines de la niñez cuando llegaba el "bueno" y sacaba a la chica de una situación de peligro, liberando al pueblo de los canallas.
Lo dije hace unas semanas, Álvaro Monje, es uno de los mejores actores de esta entrega de la serie. No es guapo ni esbelto pero es un actorazo formidable y da morbo porque intriga y oculta algo. Es casi un superman sacado de una cárcel piojosa y con antecedentes de orfandad y delincuencia de pestañís y chungos, de quinquis inadaptados, de aquellos caletosos que fueron éxito en el cine español de los 70 y parte de los 80. Pero "Tony" es alguien más que lo que parece documentar su extraña persona y del retrato de su desclasamiento en aquella época y de su clase social de lumpen y arrabal; pero me fascina este actor y el personaje. Ya sé que Armando es más guapo y que Toni Cantó es todo un señor para regusto de señoras con delirio por los caballeros de clase alta de antaño, de los que se codeaban con los pudientes y señorías oligárquicas. Y me ha fascinado este actor y su personaje de aparente infra-lumpen, porque es hermoso por dentro y arrojado por fuera y emociona tanto como Errol Flynn cuando, como en esta tarde en el "Café Reyes" ha montado la de "Quintín", puños perforando mandíbulas, en un relato de acción impresionante, muy bien estructurado dramáticamente y mejor filmado, con una secuencia que parecía la de "La taberna del Irlandés" que si la pilla Tarantino, sale un secuención de orgasmo. Si es que en este país ya descubrimos estas secuencias antes que los americanos o mejor que ellos en aquel inolvidable "Spaghetti Western". Tenemos una historia de delincuencia y puños de acero para superar a ciertos pitiminís norteamericanos que seguían repeinados después de la pelea.




Me encanta este actor. Es mi favorito. Es casi como un héroe de la infancia. Un mítico de aquellos días en el cine Trueba de San Sebastián, al que nos queríamos parecer y que nos entretenía a mogollón mientras comíamos pipas y aplaudíamos a rabiar su sorprendente y explosiva llegada justiciera. Además, para mí, sin seguramente saberlo Álvaro, ejemplifica y dignifica la pelea como mal menor y como defensa propia, a la que le ha dado un porte elegante y distinguido desde su situación de casi un parásito expresidiario (si es que lo es y no resulta alguien muy diferente). Ha satisfecho nuestras necesidades de esta tarde totalmente. He visto la secuencia 5 veces y me ha chiflado. Una increíble pelea a puñetazos y reducción de los quillos, construyendo con mucha solvencia su papel de secundario poco agraciado. Los héroes de mi infancia del cine eran así: valientes, sorprendentes, no muy altos, idealistas, peleones y generosos. Individualistas, nada vanidosos y mucho menos altivos, temerarios y que por una mujer apartaban de por medio a un rinoceronte.



Una secuencia de irrefrenable recuerdo por aquellos filmes de aventuras y mamporros que muestra la alegría de vivir que transmitía el cine cuando éramos unos niños, un canto a la virilidad más profunda del ser humano, con ese motivo de alegría que se transmite a la protagonista, una encantadora Bárbara Mestanza, donde el ritmo perfecto ha dominado la secuencia. "Toni" tiene su encanto aunque es más bien receloso pero mira con profundidad mostrando que lleva algo que no quiere comunicar. Tiene un aura triste de desamparo que la adapta fantásticamente a su personaje.  



Tengo que decir que las lecturas de estos artículos son aproximadamente la mitad de las que tenía con la caricatura actual de ESDPV. Unas 300 personas de media al día. No me importa. Prefiero escribir sobre algo que me llena y que me parece honesto, de calidad, que nos ofrece secuencias como las de hoy, que sobre otro que se ha vendido a la zaborra y a la porquería por tener una audiencia, pan de hoy y hambre de mañana.









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