jueves, 13 de junio de 2013

EL BORGOROSSO F. C.


Sobre Iñaki Badiola vengo escribiendo hace años y defendiendo su postura valiente y los hechos incuestionables y jamás desmentidos. Yo no me cambio la chaqueta, ahora, que se encuentra desmoralizado. Este artículo fue muy criticado por muchos que, antes, apoyaban a Iñaki. La verdad esconde lo que duele. Se publicó en "Primeran.com" y pidieron mi cabeza

EL BORGOROSSO  F. C.

La Real Sociedad, por su pésima gestión ocultada por la prensa hasta que Badiola destapó parcelas de irregularidades, llevaba el camino de aquel humilde Borgorosso F. C., del film del año 70 de Luigi Filippo D´Amico: “IL Presidente del Borgorosso Football Club”, donde Alberto Sordi heredaba una piara de cerdos y la presidencia de un humilde equipazo local, venido a menos, que perdió todos los partidos y acabó arruinándose y cuyo sorprendente final no voy a desvelar. Claro que aquel inolvidablemente cachondo Borgorosso, no tenía la inestimable subvención de la Diputación; y eso que en Italia y Francia, países de poder centralizado, la misma diputación, es órgano de poder de primera importancia. Por ello y por no meter la pelotita en la red, acabó en bancarrota este equipo de La Lombardía. La Real, a notar la diferencia, refulgirá cultura vasca e impartirá idioma patrio a la salud de los contribuyentes, que le depositarán en sus calzoncillos y para lucir en sus camisetas la cifra de 1,2 milloncejos de euros, como contraprestación económica a un acuerdo con la Diputación de Guipúzcoa, hasta junio del 2011, basado en una  narración folletinesca, ésta del euskera en la solapera. Ello no admite transigencia absoluta, en una coyuntura en la que se prevé una caída en la recaudación guipuzcoana de  impuestos del 17%, con subidas de impuestos que nos gravan a todos para paliarla, aumentando la cobranza. Y muchísimo menos admite solidaridad cuando el euskera, que es amado por algunos cuando toca subvención,  ha sido un ignoto en los presupuestos de la Diputación, con un recorte de 1.362.000 euros equiparable a lo que nos va  a costar lo que luzca en camiseta la Real, compensado la baja en esta área con este equiparable patrocinio acordado  para aventar con el emblema, otra vez, de la normalización del euskera a través de una empresa privada. Y de verdad, algunos, estamos hartos ya de tanta premisa como medio para preceptuar el idioma, como si no hubiera otras necesidades acuciantes. Y todo este rollo se depura extremadamente con la palabrería al uso terminológico, del vínculo idiomático para con la instrucción y sedimento  de los niños en valores paralelos al deporte y cultura del esfuerzo. Se vuelve a construir de este modo una película para incondicionales que repite las anteriores, donde el dinero, a la postre y con la Real, sufraga todo, con el talento justificativo: participación, euskera, no-exclusión y trabajo en equipo y más de más. ¡Genial!. Aquí se depuran valores que no vea usted, ampliando el espectro molecular de la coartada hasta los últimos átomos de la dadivosidad elocuente. Así,  una simple sociedad anónima que nos tenía que pagar  a los ciudadanos por aletear su imagen, se transforma nada menos que en un icono  de valores fundamentales perdidos, como la deportividad, la solidaridad, la voluntad de mejorar día a día, que son encarnados por el club, colocándonos en un trance de que o lo paniaguamos o viene un cataclismo moral. Y la Real será nuestra salvación cultural, representando a Euskadi y terminará de embajadora en la ONU. Se jama el tarro con hondos valores diversos, con unos protagonistas en minúsculas de celebres equipos mitificados. Esta financiación muestra las tripas de lo que realmente integra y cohesiona la Real. La creación de este espectáculo en sus más mínimos detalles, es un retrato de actores y del poderoso  encanto de la magia que se adueña de ellos para hacernos comprender sensibleramente que, la Real Sociedad, es hechicera y es Otro. La real no es espejo de nada para los ciudadanos, en este momento sólo deseo del aunamiento con la Primera y su rentabilidad; ni motivo de inspiración para jóvenes que no sea sino  cubrir el déficit preocupante del equipo, del que son adeudados  muchísimos y algunos más, responsabilidad de la caótica gestión ocultada durante años por los directivos; ayudándole ahora como empresa privada que en lo social y económico pasa por dificultades. Y la propia Diputación es adeudada. Atrás, queda el tiempo en el que Anasagasti cargaba baterías contra Badiola, llamándole señoriíto de postín y engañador de chinos; personaje caprichoso que pedía  a la Diputación que perdonara las deudas porque sí. Advirtiéndole a Iñaki que también habría que extender el condonamiento a otros empresarios a los que seguramente no les gustaba el fútbol  y que iban a dejar de pagar impuestos, que ¿por qué sólo a la Real y no extenderlo a todo el mundo contribuyente?. ¡Glorioso!, Anasagasti que espectaba a Iñaki Badiola sobre <el de qué iba>.  Ahora: ¿a quien hay que darle suela?. Como  proponía contra Iñaki Badiola. O es que: ¿hacer los negocios sobre la base del mercado rentable es  reprochable y ultimarlos únicamente sobre los cimientos de subvenciones y en el sagrado traslado de valores culturales patrios, es moralmente digno  e irreprochable?. De igual modo, ahora, muchos ciudadanos  a los que les importa una nadería la Real,  pueden reclamar el dinero de sus sudados impuestos, porque no desean tenga ese camelazo final. ¿Cómo es posible que detectado en la Real, hasta el 15 de noviembre del 2008, un fraude de 1,6 millones de euros al erario público en concepto de IVA, comprendido desde enero del 2004 hasta diciembre del 2007, se siga dando dinero a la Real para promover nada y menos ejemplarizarla como una embajadora firme y necesaria en estos tiempos de turbulencias morales?. A mí, la solvencia con la que está contada esta historia de las prioridades públicas en la legislatura, que estos días manifiestan algunos diputados, de profunda humanidad y amor por los valores bizarros  extraviados, no me embauca. Hay que recordarle a Anasagasti, que la Real estaba sometida a un férreo régimen  concursal  por la deuda que se contabilizaba en más de 8,5 millones de euros con la Diputación, que somos todos, por irregularidades en el periodo de gestión desde el 1 de enero del 2004 hasta el 30 de junio del 2005, con Astiazarán. Y desde el  del julio del 2005 hasta el 31 de diciembre del 2007, con Fuentes, María de la Peña y Larzabal. Un supuesto fraude por ocultación de ingresos por cobro de abonos  a socios, ventas no declaradas, IVA y el pago en B de 100.000 euros por parte de un patrocinador. Agregándose, anomalías y defectos formales en adquisiciones, ventas y cesiones de jugadores.
Ni Iñaki Badiola ni  Jokin Aperribay son responsables de ello, pero Badiola tampoco. Yo respeto a los dos y les aprecio y como defendí a Aperribay en la algarada contra él y le considero una persona honesta, le manifiesto mi total reconocimiento de valor a Badiola, porque se rebeló y porque se necesita cambiar mucho en esta profunda Guipúzcoa o en la pija Sansestabien; territorio congelado, donde no terminamos de tomarnos en serio a nosotros mismos; siendo incapaces de rebelarnos contra este impuesto y feliz cliché de los mismos de lo mismo, con pan,  circo y Borgorosso, para fanáticos de historias bien contadas en un territorio oscuro y sombrío.
En estos momentos del País, con gasto público obligado a recortar por Europa, en este inmisericorde retrato de déficit sin rumbo, me parece injustificable algún aporte económico para desfilar slogan en camisetas, pinturear en vallas a la divisa, o colocar de land art el sugerente enunciado, en salas de prensa o lugares de entrenamiento. Es algo libérrimo e infiel y desestimable en absoluto. Si en estos momentos se escribe sobre 23 millones de euros de duda con Diputación, incluido contingente de IVA, que se busque publicidad y entradas la Real y que nos pague con sus propios ingresos. Y si desea pasear mi alma cultural nacional, que lo haga  gratis, que nos lo merecemos los ciudadanos por todo lo que, sin piedad para con los de calle, a ellos se les solventa, perdona y financia porque se lo merecen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario