lunes, 17 de junio de 2013

!GRANDIOSA AURORA!/ EN EL NOMBRE DE "PEPA"/MEGAN


Una mujer brillante que destaca por ella misma y que se ha comido el capítulo para ella sóla: Ariadna Gaya. Las intervenciones de Ariadna y de Victoria Camps, esta tarde, han sido  antológicas. Me gusta ir coleccionando secuencias, para mí, destacadas del serial. El enfrentamiento entre ambas, en la pastelería y el ridículo más espantoso al que han sometido a "Gonzalo" y a "Candela", han sido de Premio " David de Donatello". Galardón absoluto en Italia. Italia, a dónde se va PV en la actualidad, a triunfar. !Por supuesto!. Algunos, que desmerecían de la serie, se han dado cuenta de su importancia y de su merecida calidad cuando Italia la valora. Ya Francia lo hizo, para "ultramar",  hace un año. Se han hecho defensores incondicionales, cuando nos ponían a "parir" por valorarla en nuestra casa como merecía. Éramos como unos rústicos "Puentevejeros". !Qué triste!. 
Que bien conjuntan, la legal y la apropiada, interpretativamente. Son dos buenas actrices que parecen, como la mayoría de los actores y actrices de PV, conocer al dedillo aquella época en la que no habían nacido aún. Respirar el haber vivido aquel frenesí con marchamo decimonónico, cuando la ciencia adelantaba ya, pero no la sociedad caciquil. No sólo hace falta un guión para resolver un personaje, es preciso meterse en la garganta de un tiempo y en la piel de una gente. Los problemas son los mismos, no cambia mucho el ser humano. Sus pasiones son parejas. Pero cuando, hoy, se enfrentaban, parecía que se habían mirado ya antes, en un mundo pasado donde la escasez de luz eléctrica convivía con las lealtades y crímenes de alto diseño. Era hechizo, producto de disciplina y una dirección impecable. "Aurora" no necesita jurar por su madre; es ella, la grandiosa "Pepa/Megan", más intelectual, bravía, aún muchísmo más y destacadamente más guerrera. Controlan al espectador y no le dejan que, su imaginación, sobrevuele más allá de lo que estas dos grandes chicas proyectan en sus previsibles o no, giros de un guión perfecto. Eso es algo que, únicamente, lo consiguen las actrices que llevan camino de ser las mejores en el futuro. !Es apasionante!. Es la vuelta a aquella época vital de PV. Ninguna huella de 20 años ha quedado borrada. Siempre estuvo ahí "la Partera", su hija y la sangre hablaban de su memoria. Las heridas de su muerte inconclusa, el desdén de su padre  y los envites emocionales son el vitriolo que lleva, en su escaso equipaje, la enigmática pasajera llegada a su pueblo. Sí, que "Tristán" penaba sombríamente, pero la hija era la descendencia carnal. Es la hija de la una de las pocas verdades de esta vida, del amor, del sexo y de la pasión infausta que se tuvieron sus padres. Es la "comadrona con título", la maravillosa Megan Montaner,  rediviva, pero instruida por Ariadna en la actriz y con matices eruditos en su personaje. 
Hoy, las dos actrices, Ariadna  y Victoria, en su duelo incruento en "OK. Corral", han traído aquella felicidad regalada que suponíamos que no iba a volver jamás. Aquellos días de heroínas y de mujeres de nobleza en su estirpe.Y de malas desgraciadas por su enferma cabeza y por su envídia. Es la vuelta de tuerca a aquel relato estremecedor de búsqueda de la libertad y justicia de mujeres a las que les desposeyeron de todo en aquella sociedad sañuda y asesina. La llegada de "Aurora" es como el "Teorema" de Pier Paolo Pasolin, pero a la inversa. No se da el amor a cualquiera para quedar bien ni comparte pensamientos profundos o deseos oscuros con desconocidos, ni monta tretas para sacar a relucir la verdad. No se aferran a ella. Le temen, le admiran y le desprecian. Pero, al final, descubrirán lo mismo que el protagonista del film de Pasolini: La hipocresía, las mentiras, los engaños, el crimen, todo el imaginario en el que vive, su falsa espiritualidad, un pueblo atenazado por las techumbres que se caen, las sombras indescifrables y por los caciques que les aniquilan más pronto que tarde. Capítulo en su primera parte y final, con el violador de PV, plagado de descripciones, llevadas genialmente y con convicción, por Victoria Camps, Ariadna Gaya y por Carlos Serrano. A destacar: Aida de la Cruz, con sus gestos y mirada abochornada sabiendo conmovernos con todo el ridículo y la tristeza de una buena aldeana que se cree cualquier leyenda urbana. !Tierra trágame!.
Y tengo que decir una vez más que echamos de menos a "Mariana" y a "Quintina" que asoman poco, de pocos a menos.

José Ignacio Salazar

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