Se publicó en "Primeran.com"
En recuerdo de María de los Ángeles Herranz
Dejó el doblaje por cuestiones muy personales y, a pesar de ni haber
fumado nunca, su permanencia de muchas horas diarias en estudios de doblaje
donde se permitía fumar como en un garito, le envenenaron con un cáncer de
pulmón.
Bochornosamente
olvidada por su profesión que ni le conocen, salvo en el País Vasco donde se le
recuerda en su trabajo realizado aquí, fue inmensa y me parece justo destacarlo
y denunciable su olvido.
Maria
de los Ángeles Herranz, la actriz de doblaje que se nos ha ido, era una señora
educadísima y muy cercana. Tenía grandísimos reflejos y un sentido milimétrico del ritmo. Tenía swing y versatilidad. Y
como persona, daba aprecio a todos y a todo, muy modesta, como “los grandes” de
cualquier profesión y se ha ido en silencio, como eran de claustrofóbicas las
actrices del doblaje en aquellos años en los que comenzó a trabajar siguiendo
las labiales de enormes actrices del cinematógrafo. Es absolutamente injusto su olvido.
Cuando
era un estudiante en Madrid, le conocí. Llamaba la atención lo agradable de su
voz, no sólo en el cine, sino en lo coloquial. Tenía un atractivo especial.
Refinada en el carácter y cálida en el timbre. Te hacía sentirte como alguno de
su familia, embrujándote sin posibilidad de no caer hipnótico en la
conversación.
Tenía
una voz bellamente cristalina que nunca
llegó a recrear hasta un irritante
sonido empalagoso, una voz que no se deterioró con el discurrir de las décadas
y nos dejó unos buenísimos doblajes de actrices con exacerbadas pulsiones
gestuales corpóreas, aventureras sentimentales y que escoraban hacia un gran
tremendismo siendo enormemente sentimentales.
Comenzó
jovencísima de voz hacia finales de los 40, en Fono España. A principios de los
50, en Sevilla Films, con Donarelli y Paco Sánchez y casi por la puerta grande, sin mucha experiencia salvo pequeños
papeles en Fono España, sustituyó a
Irene Guerrero de Luna en “Las rayas de la mano”, con Marlene. ¡Casi nada!.
Joan
Collins, Sophia Loren, Joan Crawford, Bárbara Stanwyck o Bette Davis hablaron
diafánamente en el Estado a través de
su Voz. Lo hacía tan bien que se solía decir que bien habla Ava Gardner el
castellano en “Mogambo”.
Una
voz excelentemente centrada en las historias que seguía con la interpretación.
Pertenece
a aquel plantel de voces ya irrecuperables. Nadie es ya como ellas. Como la
simpatiquísima Mercedes Mireya (Joan Fontaine), magistral y primera dama de los
estudios de doblaje en Madrid que transformaba todo en mítico. Tal cual Carmen
Morando (Liz Taylor), mujer exquisita y
existencial que poseía el don de la transmitir muchísima dulzura con la
garganta. Conjuntamente con la familiar Ana Díaz Plana( Margaret Rutherford),
la evanescente Maite Santamarina ( Kim Novak), la madura y catódica Irene
Guerrero de Luna (Marlene), la eficaz María Luisa Rubio (Deneuve en “Tristana”)
o la sensual Maria Massip (Bergman en “Casabanca”).
María
de los Ángeles se ha ido en silencio, como todas estas citadas. Sin embargo,
dentro de décadas, cuando se siga viendo la exuberante fotogenia de Ava Gardner en “Mogambo”, la voz de María de
los Ángeles acompasará a su belleza. O cuando generaciones admiren y continúen
haciendo pleitesía a Bárbara Stanwyck, en “Perdición”, la voz de María de los Ángeles
dará el ritmo a su fatalidad emblemática.
Fue
una Brigitte Bardot pero que muy adecuada porque, aunque mucho más
anónimamente, la voz de la actriz desaparecida, también arropaba mucha
sensualidad, en “Las petroleras”.
Magnífica
actriz para darla el embrujo adecuado a
los ojos de la hechizante Bette Davis,
en aquel excelso film de Joseph
Mankiewicz: “Eva al desnudo”, desenvolviendo con credibilidad
sonora su muy intensa y profunda
silueta.
Más de
700 doblajes. Perteneció a una época en la cual, las actrices de doblaje, no se
prodigaban en los medios, su rostro era invisible y su nombre resultaba
desconocido pero resultaban increíbles. Lo hacían muy bien y no se notaba que
doblaban filmes. Casi, aún escuchándoseles, pertenecían a la no-existencia.
Fue la
Voz de bella romana en muchísimos “peplums” de finales de los 50 y sesenta. Ahí
queda la estimulante Rossanna
Schiaffino en “El rapto de Elena” o Jacqueline Sassard en “Los Titanes”,
Ana María Peluffo en “Esclavas de Cartago” o Silvana Mangano en “Ulises”. Así
como haciendo de alcoholizada a aquella Ángela Lansbury, escritora de novelas
eróticas en “Muerte en el Nilo”. Siendo
aquella mujer temperamental y de gran registro dramático en aquella “Viena”, la
superestrella de Joan Crawford de “Johnny Guitar. Y aquella inolvidable Deborah
Kerr, muy rica en matices emocionales de “El Rey y yo”.
Hay
papeles en María de los Ángeles difíciles de olvidar, por la buena
vocalización ala apariencia y
voluptuosidad de Elke Sommer, en “El nuevo caso del inspector Clouseau”. Así
como el de la desaparecida Sharon Tate, tímida y carente de confianza en “¿Cual
de las 13?”. Del mismo modo que registros imborrables: para el físico y la
capacidad expresiva de Natalie Wood, en “la pícara soltera”. Jane Wyman, para
una actriz versátil, en “Pánico en la escena”. Amy Wright, en “El turista
accidental”.
En los
60, la Voz de muchísimos filmes de terror españoles, Rosanna Yanni en “El
jorobado de la Morgue” o filmes de James Bond, Margaret Nolan en “Goldfinger” o
Michel Mok en “Dr. NO”, con Simón Ramírez como Connery, así como de chicas o señoras inmiscuidas en
filmes de agentes especiales vía
Estambul.
El
spaghetti western tenían su heroína silenciosa y acosada, Gina Rovere en “Sugar
colt” o Janice Rule en “Invitación a un pistolero”. Y las actrices españoles
tenían su Voz de repuesto. Serena Vergano en “Digan lo que digan” o Teresa
Gimpera, en “Tuset Street” o “Las secretarias”. Elisa Ramírez en “La familia y
uno más”. Licia Calderón en “Tres de la Cruz Roja”
¡Grandes!.
Aquella perversa Simone Signoret, en “La diabóliocas” y la secundaria de lujo,
Gloria Grahame, en “Hombre rico hombre pobre”. Ava Gardner, majestuosa, en “Las nieves del Kilimanjaro”.
Una fuerte e independiente, Diane Keaton, en “El padrino”, doblaje que co-dirigió
con Berlanga. Piper Laurie, la llamativa y de poca cabeza protagonista de “El
buscavidas”. Una sensual Katy Jurado, en “Trapecio”.
Fue la
mejor Voz que pudieron ponerle a una
gran trágica helena, Irene Papas, para “”Zorba”. Y la inteligencia y agudeza,
más que el físico exuberante de la
Loren, estuvo muy bien interpretada por María de los Ángeles en “La ladrona, su
padre y el taxista”. Sin olvidar un memorable contrapunto de Miran Loy, esperando a su marido que
volviera de la guerra, Fredric March, en “Los mejores años de nuestra vida”.
Durmió
(Claudette Colbert) con Clark Gable en “Sucedió una noche”. Con Fred Astaire
(Ginger Rogers) bailó el “Continental”, en “La alegre divorciada”. Habló con
marcado acento ruso en Faldas de acero”, con la Hepburn. Creó una vampiresa
intrigante (Anjelica Huston) con el galán Manuel Cano (Nicholson), en “El honor de los Prizzi. Y estuvo de
matrícula de honor con Eleanor Parker en un magnífico y denso drama carcelario:
“Sin remisión”.
En los
80 redobló actrices y films, Bette Davis en “Como ella sola” y puso su acento
en seriales de televisión como “Arriba y abajo”, “Falcon Crest”, donde era nada
menos que Lana Turner o “Trece”, donde representaba sonoramente a una malísima
Ursula Andrés. A finales de la década, esta inmensa actriz vino a trabajar en
el País Vasco donde dobló algunos filmes y seriales.
Quedarán
siempre en nuestra memoria aquellas
frases pronunciadas por
ella, María de los Ángeles Herranz, con su sugerente voz a Stanwyck,
cuando le dice con máxima perversidad a
Fred MacMurray, en uno de los mejores doblajes realizados en España,
"Perdición": "No te preocupes, Walter. Será totalmente perfecto.
Vamos a por todas". Resuena aquella Bette, en Eva al desnudo”, con su “
Señoras y señores, apriétense todos los cinturones, esta noche vamos a tener
tormenta”.
José Ignacio Salazar
No hay comentarios:
Publicar un comentario