Antes de marcharme quisiera desahogarme un
poco de esta pena que me embarga desde que, a primera hora de la mañana,
me ha llamado un amigo para darme la triste noticia. Me han
electrocutado por tristeza. No había vuelto a ver a Constantino
desde aquel 1996, cuando nos quedamos encerrados en aquel ascensor del
"Hotel Santemar" de Santander, después de la cena de gala y bromeabamos
que "gracias a esta putada nos quedamos un día más en Santander, si no
nos pudieran sacar de allí en horas". Nusetra Asociación APEI-PRTV le
dió, aquel año, el premio al doblaje. Un año antes, en Almería, se lo
concedimos a Rogelio Hernández. Pero...!qué pena tengo!.
Que su Voz y persona tengan el mejor lugar a perpetuidad que ahora les cobijan!.
Su voz destilaba una melancolía apática de hondo sentir en el
espectador. Que recordaba la existencia errante de trota senderos en
aquellos Far West que inmortalizó el cine. El metálíco profundo de la
síntesis de lo principal. Era una voz con intensidad de cuerpo que
salía de un héroe esperado de antemano. Nunca necesitó de la tecnología
de diseño. Decían que era la Voz de Diós, sin que, él, formara parte de
tal barbaridad, pero era imponente.
Misterioso y fria justicera era
su Voz, al lado de la justicia siempre.S iempre enfrentandose a las
segundas vueltas de las cosas. Absorbentemente estética y repleta de
humanidad en casi todas las ocasiones, aunque se moviera entre las
cienagas del Oeste que se iba haciendo o por entre las tortuosas calles
del crimen organizado y de la violación nunca asumida. Voz para
personajes de humanidad oculta. La Voz que hacía mella en los que buscan
en el cine sentirse alejados de miiserias materiales y espirituales. La
Voz de la solvencia sin ínfulas ni griterio. Su Voz era la voz de todos
los códigos del Oeste salvaje mitificado. Era la Voz del jinete de
muerte. Del policía que mira de reojo. Del astronauta lanzado al vacío
de un planeta lejano. La Voz de los sentimientos de la soledad y dolor y
de lo enfurecido y rugiente de la selva. El sonido del enamorado que te
invita a cenar y el amor verdadero y la pasión desmedida surge con él
de inmediato. La Voz que te hace llorar de amor bajo la lluvia.Inflexible
y que no controla los cambios de alrededor. De lo solitarios y adustos.
De los que se refugian el algo que queda al descubierto poco después. Del que no te pide que creas en él. Y la Voz perfecta para los filmes
crepusculares. La Voz de la mente más privilegiada a través de la
cual, como Robert Stphens en "La vida privada de Sherlock Holmes", la
deducción lógica de una mente privilegiada hace que cualquier enigma
resulte elemental y se resuelva en su más intrincado.
Hasta siempre Constantino!!!! No sé que más decir!!!!.Que lo he sentido..que no es poco !!!!!
Se lo dedico a esta gran profesión del doblaje.
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