Mucho más ágil que hoy,
el Desahucio Express de PV, flexibilizado como la plastilina, se esquematiza al máximo y te saca la Civil al unísono del recibí, si no fuera por los “bondadosos” sentimientos de la
alimaña cacique que te deja, en suplicio, una semana. Partir para debajo del puente, como hoy, o como en Lezo(Gipúzcoa), a un parque público en tienda de campaña. “Puente Viejo” querido,
debajo del cual te instalas con el farolito de tu calle, centinela al aire libre de penas
y sueños que se quedan en vigilia. A la vida bohemia. Y a hablar con las estrellas.
Un magnífico capítulo sobre la
intemporalidad de la injusticia en este país. Y de cómo, jamás hemos podido
levantar la cabeza, porque: ¡Zarpazo va!. Sobre todo a las mujeres.
Una vileza sin paliativos. Una injusticia monstruosa, pero que no van a coaccionar los sueños de libertad y verdad a golpe de desahucio. Ha sido un momento de extraordinario interés con las cuatro protagonistas: María, Victoria, Ariadna y Aida. Cada cual más sorprendente y, todas, en su papel a un ritmo preciso y nada interferido. Cada posición quedaba meridianamente clara y los tiempos de exposición muy medidos. Una fábula canina de órdago. Un retrato de personajes absolutamente realista. Y eso es PV. Podía caer en la ñoñeria o el sentimentalismo, pero no. Se aparta de todo ello con inteligencia y crueldad, admite el cinismo criminal de una terrateniente, y expone a los demás a ser un juego en su guillotina preparada para cortar de raíz lo que le impelen sus desvaríos mentales y su sed de mal. PV, salva los muebles con gran dignidad por la dirección y por la absoluta entereza de unos buenísimos actores que sorprenden cada día en su perfecto cordón umbilical para con sus personajes.
Una vileza sin paliativos. Una injusticia monstruosa, pero que no van a coaccionar los sueños de libertad y verdad a golpe de desahucio. Ha sido un momento de extraordinario interés con las cuatro protagonistas: María, Victoria, Ariadna y Aida. Cada cual más sorprendente y, todas, en su papel a un ritmo preciso y nada interferido. Cada posición quedaba meridianamente clara y los tiempos de exposición muy medidos. Una fábula canina de órdago. Un retrato de personajes absolutamente realista. Y eso es PV. Podía caer en la ñoñeria o el sentimentalismo, pero no. Se aparta de todo ello con inteligencia y crueldad, admite el cinismo criminal de una terrateniente, y expone a los demás a ser un juego en su guillotina preparada para cortar de raíz lo que le impelen sus desvaríos mentales y su sed de mal. PV, salva los muebles con gran dignidad por la dirección y por la absoluta entereza de unos buenísimos actores que sorprenden cada día en su perfecto cordón umbilical para con sus personajes.
Aunque a alguno le pueda parecer una irreverencia, María Bouzas,
salvando las distancias, me ha recordado hoy al abogado desalmado, Peter
Ustinov, de “Un ángel pasó por Brooklyn”. Al personaje de los veinte primeros
minutos, en sus ademanes, expresiones, crueldad, cinismo y frialdad, ante el
daño que causaba desahuciando pobres gentes de una casa comunitaria de
trabajadores. Peter Ustinov estaba antipático, inmisericorde, inhumano y sin
rigor para el bien. Genial. La “Francisca por Daños” me ha recordado a él,
muchísimo. Esperemos que, algún día, como ocurrió en este filme de Vajda,
alguno dé una lección a esta imparable bruja cáustica, por el daño que está
haciendo a la bondadosa y cobarde gente del PV.
¡Qué mujer tan sagaz se nos
está haciendo “Quintina”, tan madura y tan decepcionada y Blanca Parés !que
artistaza está resultando!. Como le aprecio muchísimo y no soy un “pelota”,
tengo que resaltar que, a veces, se traba la lengua, acorta palabras por
rapidez y la vocalización se resiente. Debe mejorar la misma algo. Eso, nos
sucede a todos, yo en el directísimo y coloquial, “meto patadas” que no vea
usted. Es un fallo verbal pero no de postura, que usa con unos recursos
magníficos del cine del silente, con esos inmensos ojos que, después de los de
“Mariana”/ Carlota, son de los más
grandes y por ello ven más en todas las direcciones. Hoy, lo ha
demostrado en la escena de la “mentira” de “Emilia” que no se la haces “tragar”
a una antigua vidente del circo que conocía a cada majareta por su sonido, como
a la naturaleza por el lamento de las “chicharras”. Blanca da mucho énfasis al
lenguaje del rostro, a la respiración jadeante
y a la tensión muscular. Va por el buen camino, pero sería un mal amigo
si no le dijera que debe afinar la vocalización. Y eso se hace, preparando la
voz antes de usarla, calentando las cuerdas vocales con articulaciones de
vocales y consonantes y hablando con el diafragma. Músculos faciales que, además, a ella
no le supondrá nada porque los gesticula muy bien con el rostro. Y no te
enfades, pero creo debo decírtelo. Que no pierda otra amistad... que ya son varias ...con esto del PV.
Ternura en almíbar ha sido la
secuencia de la revelación de la identidad, por parte de “Aurora” a su tía
“Emilia”. Es bonita la vida en su tristeza congénita. Sé que somos algo más que
materia, por lo mismo que nos diferenciamos los unos de los otros, por los
sentimientos. Que bonito ejemplo de cuando, en ese lugar, en el que encuentran la
razón de vivir, los belicosos; satisfacción, los que se imponen a los demás y quedan colmados los que se acojan a su
supremacía como reproductora de la especia de los más feroces y desalmados,
hoy, dos actrices: Ariadna y Sandra, han interpretado lo contrario. Una cámara
acariciaba las almas tibias y mojadas de dos seres llamados a reencontrarse. La
amiga de “Pepa” con su hija de “Pepa”. "De llorar!.
La ternura, el nacimiento de
la verdad entre las dos mujeres. El génesis hacia ellas mismas del
parentesco. Han penetrado las dos en el vientre de “La partera”, que es lo
mismo que el de la existencia humana. La emoción desbordada en “Aurora”. La
mirada de asombro en “Emilia”, que ya lo sabía. La calidez de un momento con el
brillo sanguíneo de aquella semilla que germinó y que hoy es la artífice del
encuentro.
Quiero resaltar el encuentro
entre Loreto, Carlos y Jordi, en la plaza. Un prodigio de sencillez de finura
estética, en "María". Es que maneja la elipsis magníficamente, Loreto Mauleón. El saber llevar a la pantalla, la cirugía
estética en las formas subliminales y pulcras, a las que nos tiene embobados una cierta sociedad de élite, es uno de los valores de
esta donostiarra. Tiene olor a incienso espiritual y bastante introspección de estética
oriental. Dedicado a un rencuentro que he tenido. Pensaba que la perdí en algún lugar del tiempo. Si... ya lo suelo escribir yo: no acaba lo que no está llamado a ello. Me siento muy contento de haberla reencontrado. Por ti. Supe quien era y qué significaba, desde el primer instante. Una amiga.
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