martes, 16 de julio de 2013

SOTANA PARA LAS POLILLAS





Ya se  lo dijo la auténtica “Aurora” al corrupto de “Don Celso”: !Las iglesias se vacían por el mal ejemplo de los religiosos de alcurnia!.
No me hubiera importado nacer en los tiempos de “Puente Viejo”(es un decir), solamente por la gozada de asistir a los mil y un “enganches” acaecidos dentro de su rectangular iglesia. La Iglesia, testigo de cargo de tantos oficios religiosos como de trifulcas, escaramuzas y pendencias, matrimonios truncados, maldades eructadas por el demonio, verdades reveladas por Dios de modo providencial, mentiras y duelos entre caballeros. Donde la “Pepa”/Megan rompía el aire, en aquella boda falsa como judas, caminando entre resoplidos hacia su no-hermano(Tristán), por entre estrechos bancos y ante la estupefacción general, para decir al "soldado" que era el gran amor de su vida, desafiando a la santa mentira de la “Montenegro” y a todos los mojigatos de aquel humilde lugar. Dinamitó el templo y les lanzó una bomba atómica a los beatos. Una Iglesia que esculpió en sus muros la valentía de aquel amor que lo podía todo. La entrega al hombre de su vida, ante la libertad que les otorgaba su ningún parentesco. Como hoy recojen, sus cuatro paredes, la valentía de "Martín". Impresionante Jordi.
En esa iglesia “macanuda”, entre estos gozosos jolgorios, se apagan hasta los cirios por las lágrimas de emoción que se vierten.  En esta iglesia se han trastocado todos los cimientos de la fe y de la televisión.
Entre esas piedras se han vivido momentos similares a los de la actual tragedia del hombre moderno. Asordinando el cinismo de su mirada, el ensotanado “Don Celso” delató a “Martín”, en sus orígenes, pero conservando intacta su aura de predicador que hablaba en nombre del creador, cuando lo que cometía era una mayúscula canallada por ver su financiación ilegal en cuarentena. Y hoy, un espectáculo visual inaudito, toda la dignidad del embuste de la religión y sus prendas superiores,  arrancadas de cuajo.
Me ha recordado al enfrentamiento entre clérigos Ortodoxos Griegos  y Armenios, en el 2011, en la Iglesia de la Natividad, aflorando tensiones cuando, entre ellos,  atravesaron los límites prefijados en sus respectivos sectores. Un hábil guión benditamente irreverente para esta secuencia, de incesante ritmo hasta el desenlace, y con tres talentosos: Jordi, Eleazar y Mario. Jordi/”Martín” ha hecho algo sublime esta tarde. En su discurso previo al akelarre, ayudado por un excelente texto, ha hecho un inédito discurso, muy matizado y complejísimo, sobre una feroz defensa de su identidad robada, sobre el golpe bajo sentimental que ha recibido en su candidez, al creer en la Iglesia de “verdad”, que no es la de “Don Anselmo”, un pobre cura señuelo para cubrir las apariencias ante los incautos,  sino la de la Curia, a la que excomulga de sus hábitos.
Encuentro referencias con el film de Robert  Bresson, “Diario de un cura de campo”. Allí, era una sacristana limpiando compulsivamente la porquería, que dejaban los fieles en una parroquia  y que nunca conseguía aniquilarla. Aquí, es  la labor de un sacerdote que se encuentra con la indigencia religiosa del clero, que por muchas horas que dedique a quitar las telarañas, por mucho que frote y encere, la caridad cristiana es algo caprichoso y desagradecido; los católicos acaban jugando al “mus” con ella,  y no termina de resplandecer y te puedes quedar reumático sin haber conseguido limpiar la suciedad y el barro dentro de las almas.Y aaba la sotana en la polilla.
Grandioso Álex/”Tristán” esta tarde, en la iglesia, como una columna, en pie,  defendiendo a su hijo raptado por las sotanas subvencionadas. Nadie mejor que un padre para comprender el agotador esfuerzo que debió de sufrir “Martín”, con encomiable entereza, para sobrevivir en la jungla, sirviendo a sus convicciones y fiel a sí mismo, cuando sufría él haber sido arrebatado de su familia y sin esperanza por jamás.
Dos preciosas secuencias en las que ha intervenido Blanca Parés. Ella, “Quintina”, no entiende de ósmosis para comprender la vida. Quien ha sido ciego y abandonado, que podía haber ido al hospicio, sabe mucho epitelialmente de la fábula de la vida, sobre el valor de ser rescatada por quien fuera, conoce de la pérdida de la inocencia y ha del padecimiento por la sombra alargada del maltrato. Por ello, en una lindísima secuencia, comprende y se solidariza con "Emilia" en su correcta decisón y por la buena y amorosa acción realizada. Uno de los momentos más impactantes de PV en los últimos meses. Blanca, ha estado soberbia, de igual modo,  en su defensa de no encarcelar nunca la identidad de uno porque haya nacido con algún defecto físico. De no arrojarle al vacío por ser diferente a los demás. Discusión de patio vecinal, defensa de sus sentimientos pulcrísimos, encontrados con los de la arenga maloliente de la desgraciada suegra obús que le ha tocado en la tómbola de la vida. Ha sido un momento de arrimia electrizante. Blanca nos ha dejado las costuras de la sensibilidad abiertas, esta tarde. Con Maribel/ “Dolores”, la ya periodista oficial que cree, no en la noticia sino en vender chismes por doquier, inventándolos si es preciso; que ha sacado a colación todos los más temerarios prejuicios culturales, atisbando la ideología fulminante que se iba inoculando en aquellos años en Europa, la del implacable compromiso para la aniquilación física de los débiles. Y ha estado tan absurda, cáustica, inútil y ofensiva como lo era aquella ideología que sembró de fantasmas a Europa.
Y el abrazo de seglar entre "Martín" con su hermana "Aurora"/Ariadna algo adrenalínico, casi "Goma-ball" de "Un sabio en la nubes". Si alguno quiere entender lo que ha sucedido, hoy, en PV, que contemple ese momento. Y disfrutará de una televisión y de unos actores que se escapan a lo rutinario de ver en este medio
Un capítulo dedicado a mi amigo Javier Arnaiz, sacerdote iconoclasta de un barrio de San Sebastian, de Alza. Le quiero un montón. Nos conocemos desde niños. Él, era mi vecino de arriba,  y la vida nos juntó, años después, en la radio. Muy apreciado por su gran labor social y que, cuando colaboraba en mi programa, barría audiencias. Tengo pensado y hablado con él, para que vuelva en octubre a mi programa. 




José Ignacio Salazar





2 comentarios:

  1. A mí, sí que me hubiera importado nacer en esa época: sería un cero a la izquierda.
    Si bien es cierto que en la serie cuidan algunos detalles, otros los desatienden. Yo conozco esas planchas de hierro que sacan en ocasiones. ¿No sería conveniente que la planchadora la asiese con un paño grueso? Lo digo, más que nada, para darle credibilidad. O en la iglesia. Yo, que tengo unos años, he visto, en el s. XX, que las mujeres se ponían a un lado y los hombres a otro. Otro detalle, los cubiertos. Encuentro lógico que los utilicen en casa de la cacique, pero ¿en casa de Emilia?
    Sí, sé que son menudencias pero las echo de menos.
    Ah, me gustó tu crónica "La financiación ilegal del padre Celso"
    Un saludo.
    María.

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  2. Es cierto lo que dices Maria, en los años 50, en un pueblo de La Alpujarra granadina donde estuve con mis padres pasando unos dias, en la iglesia las mujeres estaban a un lado y los hombres en el otro, claro que el pueblo era del estilo de Puente Viejo. En las ciudades grandes no era asi.
    Respecto a los cubiertos, supongo que tu 'queja' no es porque los utilicen, sino porque son demasiado buenos, lo mismo que el juego de café o la vajilla que son de La Cartuja no? jejejeje. De acuerdo con poner un paño grueso en el mango de la plancha que no sabes lo que eso quema...
    Otra cosa de la que me quejo yo es de los velos de las señoras, ¡¡¡se los ponen mal!!! que los velos son unos triángulos y uno de los picos debe ir sobre la frente y no hacia abajo...
    Hay mas fallos: en la España profunda la gente del campo iba con alpargatas, solo los pudientes llevaban zapatos, los lutos se llevaban años y años y no como a Soledad que a los dos capítulos ya iba de color, en fin...

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