“Puente Viejo” es un serial
que habla en clave inteligente. Que nos explica, sutilmente, través de su
anécdota narrativa, anclada en aquellos años de una distinción clara entre
las clases sociales y de recesión económica profunda, sobre uno de los lamentables precedentes
patrios que, como consecuencia, anidan en los
hechos clamorosamente crueles de la actualidad española de hoy y que son absolutamente impresentables. La explicación: España está
gobernada por las mismas entretelas que las
del ayer; por los mismos poderes corruptos que antaño se apoderaban del
suelo y de la hacienda de los demás. Una oligarquía caciquil y un clero
envenenado, inmoralmente profundo, sin honradez y honestidad que oprimieron al
pueblo hasta miserabilizarlo, en su propio beneficio. Una sociedad campesina e
incipientemente obrera, explotada desvergonzadamente. Una casta golfa y
sinvergüenza, mentirosa e intrigante, los padres de los que siguen regentado
este caótico país y que no dejaban alternativa a los demás, tan sólo regían
para ellos y para sus mantenidamente medrosos.
De ahí que se haya
descubierto, en uno de los momentos más duros de esta serie, el origen de la
canallesca actitud empecinada de “Don Celso”, para llevar a la santidad
burocrática al pobre infeliz de “Gonzalo”. Un inocente niño, víctima de este
extesorero en misiones (como Bárcenas), que se financió ilegalmente durante
años con el cuento de “la palabra de Dios a los infieles”, la evangelización, y el señuelo de "los altos cargos" en el Vaticano, a los
que estaba llamado “Gonzalo”(un mero intermediario que intercediera para recuperar
el poder perdido y la confianza disuelta entre la jerarquía, por parte de “Don Celso”). Y
como en la actualidad: Con la avaricia, ocultada tras una benemérita y santa
misión de conversión de indígenas pero,
sobre todo, con la autoría de contabilidades secretas que le proporcionaron
suculentas cuentas, a expensas de tanta dádiva generosa y de tanta mentira cochina; a través de tanto daño infringido a
pobres muchachos, secuestrados para mayor botín de una parte del clero. Siempre,
en el nombre del Ser Supremo. ¡Cómo para decir nada!. Sobresueldos y financiación ilegal y Santa Hermandad.
!Excelente!: Pilar Mateos, madre
llorosa pero intacta, y Jordi Coll me ha gustado.
Pocas veces, Jordi, sabe estar ante la cámara como hoy, cuando se le ha
derrumbado toda la credulidad de una vida, cuando se ha dado cuenta que renunció al amor de su vida, "María"/Loreto, confundíendo la fe embustera que le inocularon, con lo que
subyacía en el mentor: Una puta mentira.
Preciosos “Mirañar”. ¡Menos
mal que existen!. Una de las formas más dulces que tenemos para mostrar la
crueldad del ser humano, es la del
cazador de mariposas. Por ello, los ciegos,
que son pacíficos, siguen los trinos y
gorgoritos de los insectos, los conocen pero no los persiguen para aniquilarlos y no porque sean invidentes. Hoy, el guión,
ha pintado a “Quintina” en su feliz medida: Como una diablilla en la flor de la
vida, enamorada por el interior de un marido bipolar y “majareta” que tiene y que es el más listo de todos porque le ha sabido leer a ella con romanticismo.
Todo el serial, aunque su actriz aparece menos de lo deseado, sin rótulos
principales, igualmente, es un canto a la verdad del ciego, llena de lógica
abstracta y de maravillosa videncia entre tinieblas. Al amor del invidente que
lleva “Quintína”/Blanca. Que escruta por lo que, en las personas, hay para
adentro. Mientras, los “Mirañar”, surrealistamente, han ido, como no podía ser
menos y entre frondosidades, a ver si las mariposas tienen memoria y si sus
trinos son alegres o melancólicos. Me ha recordado a los “Hernández y
Fernández”, del “Tintin” de "Las siete bolas de cristal". En su facha y ademanes. Cuando llegan en su refuerzo,
los dos al unísono. Distraídos, incompetentes, repetitivos en sus dichos que
dicen, los dos, lo mismo y de igual modo, reiterándolo. Una caricatura de científicos, en la que terminan siempre los del comic de Hergé, cuando ataviados
ridículamente en heavy vistoso, pretenden resolver una investigación que confunden ampliamente con respecto a lo que están investigando.
Me gusta ese vestido rosa de
“María”. Es el que mejor le queda. Por su talle relajado y por los sentimientos suaves y profundos que inspira. A Sandra Cervera la maquillan fuertemente. Creo que es una técnica para resaltar, con el marrón beduino, la mirada
impactante de “Emilia”. No me gusta, parece que viene de la siega cantando "La canción del sembrador", de la zarzuela de "La rosa del azafrán"". Lo de los “Buendía”, que se ve por dónde sangra de
verdad (no por la nariz precisamente de este “Anibal”/un correctisimo Jorge Pobes), es un una mezcla de “Ustedes son formidables”, aquel programa radiofónico de
Alberto Oliveras, que apelaba a la solidaridad ante un drama humano, y de “Qué
bello es vivir”, por cómo de milagrosamente se ha resuelto el tema de la
cuestación. ¿Quién habrá sido el “Clarence”/ Henry Travers/ Juan León Córdoba,
que habrá resuelto el oasis de infortunios de la familia “maldita?”.
Una mención especial para Ana Isabel Rodríguez, la
“telefonista” atemorizada por una “Francisca" sin escrúpulos. Una voz preciosa,
actriz de doblaje, en redoblajes de Angélica Huston, y de Rosanna Arquette en la actualidad, que ha demostrado que, como
Mario Martín o Enric Benavent, los actores de doblaje tienen un profundo
conocimiento interpretativo y una excelente vocalización.
“Tristán” visita la pastelería muy extrañamente. Algo le está diciendo
“Pepa” desde el más acá, que lo recibe en
clave huraña’, este soldado en la reserva espiritual. Y lo de “Alfonsito” suena a “La visita que no tocó el timbre”, de Calvo
Sotelo, provocando allí situaciones cómicas y, aquí, melancólicas y dramáticas.Dedicado a mi "compa" que tanto quiero, corresponsal en Madrid de la emisora: Sophia Squittieri. Que acaba de terminar su graduación en "Cristina Rota", que está rodando, en La Rioja, un film: "Milsonrisas" de Manu Otxoa, el de "Amor verdadero", y que se va a Los Ángeles, en otoño. En el Festival de San Sebastián lo solemos pasar de maravilla.
Sophia Squittieri
¡qué haríamos si no tuviésemos a los Mirañar!!!! ;)
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