Superviviente
“Rosario”, a pesar del ambiente “Puentevejero” adverso.
La directa de
“Rosario” a “Aurora”, esta tarde, adelantándose y confirmándole que le había
reconocido como la sangre y figura de la querida “partera”, como su otro
presente y evidente “Aurora"”/"Pepa", es antológica. Es la grandeza del triunfo del parentesco que
no habla sino con la verdad de los genes. Es la inmensidad de una actriz, Adelfa Calvo, que,
con sólo con estar de pie, transmite la grandeza de su humilde persona, de su lucha y
siempre de plante rotundo cuando ha tenido que sincerar algo, a lo largo de
toda su “currada” vida.
Cuando comencé a ver PV,
pensaba que, por su agilidad interpretativa, absolutamente de alto standing,
sería familia de los inmensos actores:
Calvo. De Rafael, de Eduardo: “Yayo”, o del chistosísimo Rafael Luis, la voz de
Clark Gable.
¡Pues... no!. Era Adelfa
Calvo, malagueña salerosa, aquella impactante y enérgica madre de “Fuencisla”
en “Cuéntame”. Una señora cuyo carácter y vida, aunque parezca lo contrario,
nada tiene que ver con el personaje de PV. Una artistaza. Una mujer de verdad,
sin trampa ni maquillaje, sólo con su maternidad y naturalidad rústica, en la televisión. De factura impecable, un
icono de la intuición que da una absoluta lección de lo que es una madre y de
lo que representa una honestidad que no se compra, que se nace con ella.
Una señora que se va haciendo
vieja, y que lo parece en la pantalla. Que me recuerda cada tarde a ese
pariente que tuvimos en casa, que cobijaba al niño que siempre fuimos y que
ponía paz y respeto asumido. Que estaba para que lo que le necesitaras siempre.
Es, como dicen en Catalunya: “La tieta”.
Que se quitó de ella, para echarse a sus espaldas la desesperación que
la vida trajo a todos los miembros de su querida familia. Que nunca dejó sin
comer a los suyos, aunque, ella,
comiera, ortigas hervidas. Una heroína
de aquellos tiempos de la pobreza y de sin hogaza de pan. Un homenaje a todos aquellos antepasados nuestros que,
de la flaqueza, sacaron arrestos; que de su pobreza solemne, acaudalaron el
mayor tesoro, tal cual la satisfacción de hacer el bien y cumplir con su deber. Que nos transmitían valores sencillos e inmortales. "Rosario", es la buena gente que es la mayoría..
Hoy, Adelfa, nos ha rociado
con gases lacrimógenos y nos ha conmovido gracias a la pureza absoluta de
su videncia: ¡Tú madre!. Un producto de naturalidad y sensibilidad, compartido
en la timidez mostrada por Ariadna Gaya, a flor de piel. Ariadna es una maravilla. Gusta mucho. Viéndole en escena, tan joven, tan cristalina, en sus inicios interpretativos, tan magnífica, tan sensual y fuerte y quebradiza, me recuerda el poema de Louis Aragon sobre la mujer: La mujer, el porvenir del hombre. Es espiritualidad.
“Rosario” la grande. Siempre entre penas y lágrimas con la
esperanza de reencontrarse en sus hijos. En quien le queda:
“Mariana”/la gran Carlota. Esa tía soltera que se pasa el día amando y purgando
su delito, entra cazuelas y delincuentes,
porque se enamoró y fue crédula. La madre que se emociona hasta la médula,
cuando cree que van a volver aquellos sus hijos que partieron en plena
juventud. “Juan”/ Jonás Beramí, tan querido y buenísimo actor, y “Paquito”/
maravilloso Gonzalo Kindelán. Que tuvo recias pero bellísimas escenas de amor
con “Mariana”. El amor que se tocaba sin reconocerlo pero convencido. El más
triste pero el más seguro de todos.
La gran “Rosario". Recrea su
dolor y lo que es la vida y la nostalgia como sólo en el cine lo hizo Jane
Darwell, en “Las uvas de la ira”, con la magia y el espectáculo de los grandes.
Duro vivir entre pobreza en aquella tierra de España donde abundaba la
explotación y el avasallamiento de la dignidad.
Astuta y sagaz “Rosario”.
Discurre su existencia entre discreciones prudentes, entre tanto despiadado y
aprovechado. Es más lista que ninguna, como lo ha demostrado esta tarde porque
lee en el corazón de sus convecinos. Nadie le ha aplastado a pesar de haberlo
intentado. Se le respeta, con grado de vecina honoraria, reaccionando con gran
tacto ante los avatares.
Están gustando muchísimo “Los
Mirañar”. Son la repanocha en conserva de
Hoy, el genio “Hipólito” nos ha demostrado algo
enormemente simple, que no lo “pilla” el que ve con los ojos. Que cuando las
cosas que salen del alma, se deben de hacer por dinero, son un estrepitoso
fracaso. Que se borra más de lo que se escribe. ¡Vamos!. Como las sociedades
anónimas, que enfangaron a los equipos de fútbol. Entonces, las fuentes de inspiración
dan lástima. La imaginación se vuelve lerda, se apaga al final. Era lo
“underground” y lo romántico, lo que pintaban en sublime las viñetas
“cachondas”. Cuando uno pone su nombre y apellido a algo, todo, cuando ya se sabe
quien recupera la legalidad y el misterio se desvanece, todito, se vuelve confuso y deja de interesar, como cuando se acabó el bello latín para
oficiar misas. Como Marlon Brando en “El último tango en París”, cuando dice quien es. Como las voces
de la radio y del doblaje, cuando asomamos en el domicilio de un oyente, igual es para peor.
Entonces, los dedos se trastornan en confusos. Lo de antaño no era sino un
plagio de la clandestinidad “cogolluda” en la que se movía "Hipólito". Con su querida
“Quintina”, en quien descansa su lucidez (por cierto, hoy, una maravillosa
Blanca Parés), que con su gestos nos ha apuntado el lado exacto del
pensamiento caótico del esposo que no escribe por falta de inspiración. Y no
hay nada que hacer. De nada sirve buscarla.
Por cierto, he leído esta tarde a Blanca Parés en su FACE, sobre Enric,
mientras bailotean en una fotografía en
la que, como Ginger y Fred, se marcaban un “Continental”, o como en la verbena de La Paloma,
“engalanaos” para honrar a la patrona, mencionar sobre lo inteligente, sencillo, cariñoso,
divertido y buena persona que es Benavent. Es cierto. Siendo uno de los grandes, a todas las personas, da importancia. Enric Benavent no se parece a esos vanidosos y engreídos actores, mediocres muchos, crecidos para
hacerse fotos y comer jamón en los festivales; que cuando Dios no puede acudir,
manda a sus actores a sustituirle. Que te borran del Facebook por racismo ideológico, porque equivocadamente consideran un "Don Ninguno" a los demás, o que te denuncian porque pides ser su
“amigo” en la Red. Que odian al diferente. Que desprecian, sin saber con quien se la juegan, a cierta
prensa supuesta humilde, porque creen carece de nombre, de subvención y, por lo
tanto, de credibilidad. Conmigo, alguno, ha pinchado en hueso. Sin embargo, Enric, sin saber quien era yo, me respetó, me apreció y tuvo un detalle sencillo, me mandó un "privado" interesándose por mí, que lo
agradecí. ¡Eres una gran persona y de gran corazón!. Enric. Los amigos estamos para apoyarnos. Y el "Padrecito"/ Jordi Coll se nos va unos días de vacaciones. Cada día sufre más por su amor terrenal y es lo más importante en su vida. Una chica a la que muchos quisieran haber conocido. "María"/Loreto. Un personaje muy sutilmente trazado y muy hondo sentimentalmente. Fantásticamente interpretado.
Dedicado a Enric Benavent y a Jesús Ferreiro, viejo compañero de la radio donostiarra, que hoy ha aparecido en mi Face, pidiendome "amistad", después de muchos años sin saber de él. Me ha hecho mucha ilusión.
José Ignacio Salazar
PD: me preguntan sobre "¿De quien soy yo en PV?. Es evidente, lo digo muchas veces, además se me nota Soy, sobre todo, de las actrices, de todas, y de dos en particular.
PD: me preguntan sobre "¿De quien soy yo en PV?. Es evidente, lo digo muchas veces, además se me nota Soy, sobre todo, de las actrices, de todas, y de dos en particular.
Adelfa Calvo como hija y nieta de 'cantaoras' tengo entendido que canta como los angeles, además de ser la "alegria de la huerta" con sus compañeros...
ResponderEliminarQue Enric Benavent es un grande entre los grandes, no tengo ninguna duda, uno de esos actores mal llamados 'secundarios' ...
Y tanto.. los del colmado son de lo mejorcito de la serie, la chispa y la alegría de la huerta propiamente dicho
ResponderEliminar