¡Buen día! Un día conocí en San Sebastián a uno de los padres de las niñas de Alcaser, le entrevisté y se me quitaron las ganas de reirme para siempre. Parece que a este concejal le hizo mucha gracia el asesinato de ella, y al zumbado de él le dió por cerrar un cementerio donde estaban enterradas estas pobres niñas, para que una víctima de ETA, Irene Villa, no fuera a por repuestos. No le veo la gracia (aparte que puede constituir un delito burlarse de una pobre víctima), como tampoco hace unos días que en el muro de una actriz se bromeara sobre los conventos y la violación de las monjas en la época de la República. Estos son, como Zapata, los que cobran de ese sufrido subdito que va a trabajar todos los días, que no llega a fin de mes y que guarda en su corazón un pequeño momento para condolerse de estas víctimas que fueron en esta España que es un auténtico puzzle de crueldad y vividuría. Son gentes sin alma que nunca permitirían bromas así con los suyos (por ejemplo a propósito de meter en un cenicero a los judios, meterles a ellos en un basurero) y habría que ver las Redes como estarían de incendiarias si estos tuits macabros de ninguna gracia, sus equivalentes, los hubieran escritos los fachas que dicen, que somos todos menos ellos. Mucha y grandísima culpa la tiene toda esta gente que les aplaude a rabiar y pide la cabeza de quien no piensa como ellos. Hoy, los palmeros, están callados. Si hubieran conocido al padre de Miriam, algunos, se chanceraían menos.¡A la puta calle con él!
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