Se le ha ocurrido
despiadadamente a este Papa. A él solito. Parar la secularización galopante,
frenar el erial religioso, acallar las críticas justificadísimas a la Iglesia corrupta por el sexo, dinero y
poder terrenal, defenderse del enemigo de la indiferencia a base de aguerridos comandos exorcistas que, a botafumeiro limpio, expulsarán a súcubos. !No vea usted!.
Para que los posesos por el ateismo y los "zumbaiyos" de las psicopatías, a través de este modo tan abrupto
de expulsar "demonios", reencuentren una
espiritualidad alegre, confiada, esperanzadora y que planifiquen la vida en
Cristo y visitando la iglesia de al lado al menor tiempo posible.
¡No!. No se trata de rememorar
aquel filme de Russel del año 1971. Aunque la infestación de demonios a
exorcizar por parte del Papa y de la
Iglesia española, es tan irreal como aquellos decorados del filme de Ken. Diablos
e íncubos nos acechan y que no son
Rajoy, Bildu o el mismísimo Rouco. Pero... sí están muy cerca de nosotros.
Es todo tan daliniano y
surreal, exagerado, que cualquier día y como nos lo tomemos en serio, al entrar
en el ascensor de casa, vamos a contemplarnos que descendemos a un precipicio
de retorcidos pasadizos propios de la imaginería pseudogótica sobre el infierno de Tim Barton. Nos precipitará al
inframundo donde existe “Ibwa” que se alimenta de cadáveres torturados O cuando
compenetremos en nuestro hogar, el saloncito “chuchi” se habrá transformado en
un claustro demoníaco con estacas sobre
las que se soportan ruedas para crucificarnos. Siendo acojinados por
inconmensurables personajes histriónicos. Por el pasillo encontraremos monjas en celo que murieron en pecado mortal y ahora
reconvertidas en ninfómanas nos provocan al coito asqueroso. Grotescos hombres disfrazados de pájaro. Demonios
con tridentes para pinchar la carne humana asada y verdugos sádicos que
desuellan pecadores y, en medio de todos ellos, a exorcistas como el Papa
Francisco, de estética muy similar al jovencísimo “Drácula” de Oldman. Es que si les hacemos casos a los curas
vamos a ser pres@s de una pesadilla onírica que ni
las del Bosco. Es que han aterrizado los Anticristo Superstar.
Nunca imaginé la de vueltas
que está dando la curia de siempre para que no se hable de la realidad en la
Iglesia pecadora y en algunos de sus ministros pederastas. Ahora quien viola
será el demonio. Quien profane de palabra, será hálito verde, nauseabundo, que expele el Satán que te toque en desgracia que se metió en tu body
mientras dormías. Quien esté atormentado será por ser hereje y comenzará la
amonestación, el rito o la caza si no se soluciona el tema de la posesión. El
irreverente será el detector de por dónde anda el demonio “Cojuelo”. A partir de hay: agua bendita y... !Suerte!.
Xabier puede ya no será Xabier
sino el “Canciller Adramelech”, del Consejo Superior de diablos. De Maitetxu
quedará poco cuando la haya poseído “Apophis”, la serpiente que acecha
en la noche. Tu compañero de asiento en
el tren puede ser un lacayo del maligno “Belcebú”, tal vez el marqués de András
y su cohorte de demonios cojos. Tu
novia recién conocida o de siempre se puede haber transmutado al demonio compay
de Aznar, el mismísimo “Asmodeo” que vuelve del desierto para tomar el poder.
...... La naturaleza humana será demoníaca sobre todo. Y “Azrael” campeará
entre los escondidos en el cuarto de baño por puro terror al azufre que huele
en la casa del infectado.
Todo se justificará por la histeria. La vida será truculenta como
normal, sin exagerar por ello ante su habitual. La descendencia será maldita y
correremos al párroco para que nos que nos saque a jaculatorias, nos expulse al infecto ser que nos ha
tomado como rehenes, tal vez en un Pub o en la sede sindical.
Patético exorcismo de
Francisco sosteniendo la frente de un pobre infeliz que abría la boca hasta
descoyuntarse la mandíbula. ¡Qué va a estar endemoniado aquel inocente que ni
sabría de la maldad del Vaticano!. Ni la baba le salía.
Francisco nos retrotrae a una maléfica santería para palurdos. A un
mundo dónde hacen teatro con pobres deficientes para que no se descubran sus venalidades y perversas
intenciones. Degrada a personas
infelices a las que debería respetar y
no tratar en público tan ignominiosamente y que no se pueden defender en
absoluto. Un circo porque el único demonio al que hay que expulsar es a “Jezebeth”,
patrón de las falsedades y de los circos que hacen sangre del retraso mental.
Cualquiera, ahora, puede
sugestionarse con que un vómito después de un corte de digestión puede ser un
exabrupto del “Belcebú” ese. Que si no nos apetece ir a un funeral es porque ya
no nos acogemos a sagrado porque la infestación ha alcanzado, en metástasis, a
nuestra alma. Que si el vecino nos mira
torvo y cejijunto, podemos suponer que
el mal se acerca a toda la comunidad, sobre todo si sube el volumen del audio
y, al llamarle la atención, expulsa saliva sobrante mientras nos habla en
arameo. ¡Peligro!.
¡Mucha precaución!. Si vemos a
nuestra vecina, a través de la ventana del patio, en su habitación, mirando
fijamente a la pared y así permanece horas y horas es porque Satán le ha
grabado en la pared una catecismo de aberraciones para provocar en ella un
estado de paranoia que le puede llevar a
arrojarse por la ventana.
Conveniente el llamar a los bomberos ya de antemano.
La Iglesia católica ha
retrocedido al tiempo de la hoguera y del fuego eterno. De cuando los más
abominables seres alienaban la mente de los infieles y les encaminaban a la
autodestrucción al encontrase excomulgados por el Papa de turno y su séquito de
espectros agradecidos.
Pretende dar carpetazo al
asuntillo de la “Banca Vaticana”, para que no se hable, así “colando” lo del comando mefistofélico para
“acojinarnos” con inquietudes, angustias y miedos, cuando sopesemos que, de olvidar a Dios, daremos con nuestra osamenta
en el averno más terrorífico.
Retorno a lo
sobrenaturalmente macabro, una espiral
que da muy mal “rollo”. En estos años de crisis y zozobra, vuelven los partidos
de ultra izquierda y los salvadores de la Santa Madre Iglesia. Ellos son “Pedro
Botero”. Los que nos hacen ver a incurables enfermos endemoniados y poseídos
por el “Ángel Caido”, a simples personas enfermas o desquiciadas de aguantar a
Rajoy. La Iglesia retrocede.
No es ya la Iglesia del perdón y de la liberación del hombre por
el amor. Se ha corregido teológicamente el tema del mal a través de una
regresión inaudita al medioevo. Es horror en estado puro. Se trata de una
aberración monstruosa que busca culpabilidad y posesión luciferina entre gentes
mentalmente no cuerdas o depresivas, a las que quieren confirmar que, de no
desear seguir con el tratamiento eclesiástico de Rouco y Bergoglio, acabarán en una cama sucia y poseída dónde
el exorcismo será inevitable y los vómitos verdes. Cuando, ellos, son Pedro
Botero. Los que nos hacen ver como incurables enfermos endemoniados y poseídos
por el Ángel Caido, a simples personas enfermas o desquiciadas de aguantar a
Rajoy o a Rouco.
Dice su Santidad que recemos
por las mafias para que se reconviertan al recto proceder. Recemos pues por él
y ellas porque está claro que el diablo “Satachia” anida en el poder y si en
algo se han caracterizado los curiales
es por la búsqueda desenfrenada de su supremacía a costa de enterrar al
más pinturero. Justificando cualquier medio, como si hay que volver a la locura
del exorcismo para aterrorizar más a al cándido que se cree todo lo que le dice
el Papa, aunque sea diabólico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario