domingo, 2 de junio de 2013

LOS DEMONIOS NUNCA DUERMEN / COMANDO EXORCISTA



 
Se le ha ocurrido despiadadamente a este Papa. A él solito. Parar la secularización galopante, frenar el erial religioso, acallar las críticas justificadísimas a la Iglesia corrupta por el sexo, dinero y poder terrenal, defenderse del enemigo de la indiferencia a base de aguerridos comandos exorcistas que, a botafumeiro limpio, expulsarán a súcubos. !No vea usted!. Para que los posesos por el ateismo y los "zumbaiyos" de las psicopatías, a través de  este modo tan abrupto de expulsar "demonios", reencuentren una espiritualidad alegre, confiada, esperanzadora y que planifiquen la vida en Cristo y visitando la iglesia de al lado al menor tiempo posible.
¡No!. No se trata de rememorar aquel filme de Russel del año 1971. Aunque la infestación de demonios a exorcizar  por parte del Papa y de la Iglesia española, es tan irreal como aquellos decorados del filme de Ken. Diablos e íncubos nos acechan y  que no son Rajoy, Bildu o el mismísimo Rouco. Pero... sí están muy cerca de nosotros.
Es todo tan daliniano y surreal, exagerado, que cualquier día y como nos lo tomemos en serio, al entrar en el ascensor de casa, vamos a contemplarnos que descendemos a un precipicio de retorcidos pasadizos propios de la imaginería  pseudogótica sobre el infierno de Tim Barton. Nos precipitará al inframundo donde existe “Ibwa” que se alimenta de cadáveres torturados O cuando compenetremos en nuestro hogar, el saloncito “chuchi” se habrá transformado en un claustro demoníaco con estacas  sobre las que se soportan ruedas para crucificarnos. Siendo acojinados por inconmensurables personajes histriónicos. Por el pasillo encontraremos monjas  en celo que murieron en pecado mortal y ahora reconvertidas en ninfómanas nos provocan al coito asqueroso. Grotescos hombres disfrazados de pájaro. Demonios con tridentes para pinchar la carne humana asada y verdugos sádicos que desuellan pecadores y, en medio de todos ellos, a exorcistas como el Papa Francisco, de estética muy similar al jovencísimo  “Drácula” de Oldman. Es que si les hacemos casos a los curas vamos a ser pres@s de una pesadilla onírica que ni las del Bosco. Es que han aterrizado los Anticristo Superstar.
Nunca imaginé la de vueltas que está dando la curia de siempre para que no se hable de la realidad en la Iglesia pecadora y en algunos de sus ministros pederastas. Ahora quien viola será el demonio. Quien profane de palabra, será  hálito verde, nauseabundo, que expele  el Satán que te toque en desgracia que se metió en tu body mientras dormías. Quien esté atormentado será por ser hereje y comenzará la amonestación, el rito o la caza si no se soluciona el tema de la posesión. El irreverente será el detector de por dónde anda el demonio “Cojuelo”. A partir de hay: agua bendita y... !Suerte!.
Xabier puede ya no será Xabier sino el “Canciller Adramelech”, del Consejo Superior de diablos.  De Maitetxu  quedará poco cuando la haya poseído “Apophis”, la serpiente que acecha en la noche.  Tu compañero de asiento en el tren puede ser un lacayo del maligno “Belcebú”, tal vez el marqués de András y su cohorte de demonios  cojos. Tu novia recién conocida o de siempre se puede haber transmutado al demonio compay de Aznar, el mismísimo “Asmodeo” que vuelve del desierto para tomar el poder. ...... La naturaleza humana será demoníaca sobre todo. Y “Azrael” campeará entre los escondidos en el cuarto de baño por puro terror al azufre que huele en la casa del infectado.
Todo se justificará por la histeria. La vida será truculenta como normal, sin exagerar por ello ante su habitual. La descendencia será maldita y correremos al párroco para que nos  que nos saque a jaculatorias, nos expulse  al infecto ser que nos ha tomado como rehenes, tal vez en un Pub o en la sede sindical.
Patético exorcismo de Francisco sosteniendo la frente de un pobre infeliz que abría la boca hasta descoyuntarse la mandíbula. ¡Qué va a estar endemoniado aquel inocente que ni sabría de la maldad del Vaticano!. Ni la baba le salía.
Francisco nos retrotrae  a una maléfica santería para palurdos. A un mundo dónde hacen teatro con pobres deficientes  para que no se descubran sus venalidades y perversas intenciones.  Degrada a personas infelices a las que debería respetar y no tratar en público tan ignominiosamente y que no se pueden defender en absoluto. Un circo porque el único demonio al que hay que expulsar es a “Jezebeth”, patrón de las falsedades y de los circos que hacen sangre del retraso mental.
Cualquiera, ahora, puede sugestionarse con que un vómito después de un corte de digestión puede ser un exabrupto del “Belcebú” ese. Que si no nos apetece ir a un funeral es porque ya no nos acogemos a sagrado porque la infestación ha alcanzado, en metástasis, a nuestra  alma. Que si el vecino nos mira torvo y cejijunto,  podemos suponer que el mal se acerca a toda la comunidad, sobre todo si sube el volumen del audio y, al llamarle la atención, expulsa saliva sobrante mientras nos habla en arameo. ¡Peligro!. 
¡Mucha precaución!. Si vemos a nuestra vecina, a través de la ventana del patio, en su habitación, mirando fijamente a la pared y así permanece horas y horas es porque Satán le ha grabado en la pared una catecismo de aberraciones para provocar en ella un estado de paranoia que le puede llevar a  arrojarse  por la ventana. Conveniente el llamar a los bomberos ya de antemano.
La Iglesia católica ha retrocedido al tiempo de la hoguera y del fuego eterno. De cuando los más abominables seres alienaban la mente de los infieles y les encaminaban a la autodestrucción al encontrase excomulgados por el Papa de turno y su séquito de espectros agradecidos.
Pretende dar carpetazo al asuntillo de la “Banca Vaticana”, para que no se hable, así  “colando” lo del comando mefistofélico para “acojinarnos” con inquietudes, angustias y miedos,  cuando sopesemos que, de olvidar a Dios, daremos con nuestra osamenta en el averno más terrorífico.
Retorno a lo sobrenaturalmente  macabro, una espiral que da muy mal “rollo”. En estos años de crisis y zozobra, vuelven los partidos de ultra izquierda y los salvadores de la Santa Madre Iglesia. Ellos son “Pedro Botero”. Los que nos hacen ver a incurables enfermos endemoniados y poseídos por el “Ángel Caido”, a simples personas enfermas o desquiciadas de aguantar a Rajoy.  La Iglesia retrocede.
No es ya la Iglesia del perdón y de la liberación del hombre por el amor. Se ha corregido teológicamente el tema del mal a través de una regresión inaudita al medioevo. Es horror en estado puro. Se trata de una aberración monstruosa que busca culpabilidad y posesión luciferina entre gentes mentalmente no cuerdas o depresivas, a las que quieren confirmar que, de no desear seguir con el tratamiento eclesiástico de Rouco y Bergoglio,  acabarán en una cama sucia y poseída dónde el exorcismo será inevitable y los vómitos verdes. Cuando, ellos, son Pedro Botero. Los que nos hacen ver como incurables enfermos endemoniados y poseídos por el Ángel Caido, a simples personas enfermas o desquiciadas de aguantar a Rajoy o a Rouco. 
Dice su Santidad que recemos por las mafias para que se reconviertan al recto proceder. Recemos pues por él y ellas porque está claro que el diablo “Satachia” anida en el poder y si en algo se han caracterizado los curiales  es por la búsqueda desenfrenada de su supremacía a costa de enterrar al más pinturero. Justificando cualquier medio, como si hay que volver a la locura del exorcismo para aterrorizar más a al cándido que se cree todo lo que le dice el Papa, aunque sea diabólico.


 José Ignacio Salazar

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