Lo mató porque era un hijo de puta. ¡Y ya está! Trágica historia con sangre, amor y escabrosidad. Mató por amor a un tipejo que nunca respondería ante la justicia, sólo a la que por su mano tomó "Ricardo"
Terrorífica experiencia de una sentencia, tras un juicio con ejecución final, por parte de "Ricardo"; vibrante y angustiosa; en una confesión muy lograda ante "Pelayo" sobre las razones que le asistían para asesinar a aquel monstruoso doméstico que maltrataba a todos sus empleados y mató a su propia mujer, una pobre inocente,de la que "Ricardo" estaba enamorado.
Hay que felicitar al guión que nos retrotrae a aquellos años de crímenes espeluznantes que asaltaban la prensa, con este encomiable aire retro de aquellos tiempos en blanco y negro que imprimían, en aquellas buenas gentes, una angustia y pánico que les hacía mirar hacia atrás en cualquier esquina por la que atravesaban.
Una excelente mezcla de drama, justicia por amor y crónica de la España de los 60 de lo más impresionante. Gran naturalidad en los dos personajes y un nada de arrepentimiento en el uno, y un evitar el juicio, el otro; todo, al más viejo estilo de la crónica negra en tiempos de Franco.
Todo, dentro de una visión crítica sobre la dictadura social, económica y familiar que se vivía en aquella España. Una disección de aquellos años en los que las víctimas, pasaban a ser los verdugos en la vida real y quienes les acuchillaban y ejecutores, las víctimas. Un dolida y arrepentida secuencia en la que, "Ricardo", llora por el huérfano que quedó en el camino y al que no pudo atender. Javier Varela ha estado inmenso en la narración de aquel suceso sangriento y verídico, interpretando con realismo y algo de romanticismo incluso, retrospectiva y análisis emocional de una vida.
Siempre hemos dicho que los hombres sin alma, como "Alonso", de ellos, no esperes ningún gesto bondadoso y cuando te parezcan atractivos y amigables, hasta reconciliadores, tampoco uno se puede fiar y mejor salir corriendo. Trasladar beneficios de "Haussman" a la "Fundación Novoa", es un sinvergüenza método para sacarle dinero para la pirámide; le ha dorado la píldora; le he hecho creer que pelillos a la mar; le ha llorado sobre su papel de mandado y sometido por el "Holstein-Doberman", que siempre está con la familia a pesar del trato y dureza necesaria para mantener el ritmo de producción; abrazos aparte, le va a clavar la aguja de la estafa piramidal. Es un miserable y capaz de vender a su propia madre, que se las trae también y que es otra estafadora, más zarrapastrosa.
Tiene razón "Benito". Debe de contar su historia. Cualquier periodista o represaliado que haya visto este capítulo, que no sea un corrupto mandado por los partidos políticos, lo habrá aplaudido porque, estas entrañas de la miseria social y política de aquella dictadura, deben publicarse aunque fuera en Argentina. Recuerdos a "Juan de Mairena", de Machado, en la secuencia con "Nuria" dentro de la librería; libro donde se analizaba la sociedad, la cultura, desde muy diversas perspectivas, desde la sentencia al humor fino o la retórica. Un libro muy tristón y pesadumbroso, como la España del 98.
Las secuencias entre "Jaime" y su "madre", no tienen desperdicio. Una preciosa relación de amistad por encima de todo al margen de su parentesco. La cara de "Roaslía", esta tarde, no ha tenido réplica posible; inédita y aterrorizada cuando le confiesa que, "Nuria " y "Él", se aman hasta el matrimonio.
PS: Dedicado a las víctimas de Londres. Buena gente asesinada por Khalid Masood
Estupendo Iñaki. La pareja entre Benito y Benigna no dan ningun interes sí tienes razon en lo interesante que se pone lo de Nuria y Jaime. Un beso José Ignacio
ResponderEliminarBuena descripción de las Fundaciones . Otro día se puedes enlaza con las de hoy. Bona nit José Ignacio
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