EL VIOLINISTA EN EL TEJADO

ACTOR DE LA TARDE: ÓSCAR ORTUÑO

Un precioso capítulo que me ha recordado a aquel filme de Norman Jewison "El violinista en le tejado". Vivían aquellos personajes creciendo sin darse cuenta y caminando por una cuerda floja y frágil que en cualquier momento puede hacerte caer, como Topol podía hacerlo desde un tejado mientras que con su música se ensimismaba con los ojos del alma pero podía caer con los pies a la tierra. Intentando tocar la mejor tonada de una vida sin caer al suelo. Como los personajes de "Amar es para siempre", esta tarde, manteniendo el equilibrio.

La secuencia en la que la madre recuerda a aquel niño que hace poco había hecho el bautismo y la comunión  y hoy ya la confirmación, me ha traído a la memoria la secuencia en que, en este filme, se casan dos jóvenes (el célebre y muy emotivo "Sunrise, Sunset" que se canta en la boda), mientras en la narración se encuentran motivaciones y se escuchan reflexiones algo similares a las que "Rosalía" hacía mención: Cómo sale el sol y se mete, cómo vuelan los años, transcurren sin sentir las estaciones, aquel niño que hoy es un hombre y se casa, pasándose de las alegrías a las tristezas. Hoy el protagonista ha sido Óscar Ortuño, por toda la secuencia de la confirmación y por ese impagable momento de información que intercambiaba con los radio-aficionados, con la perrita esquimal "Laika" de la que nunca apareció su cuerpo. ¡Pobrecilla!

Óscar es muy bueno, tiene un desparpajo que se come la cámara, desenvoltura simpatía y confianza en su papel, absolutas. "Bruno", llevando desde los tejados, la intercomunicación.

"Laika" fue el primer animal que murió en en el espacio, el primer ser vivo en orbitar la tierra, en el 57, a bordo de la nave Sputnik 2. Y como pensaban que los humanos so sobrevivirían al salir al espacio, tanto al propio lanzamiento como con lo que se iban a encontrar en el espacio exterior, mandaron como tripulantes precursores de la carrera espacial  a estos  pobres animales, cobayas de experimentos de la gran patria soviética que intentaba posicionarse en los días de la "Guerra Fría" como superpotencia. Cuando "Bruno" habla en 1.968 con los radio-aficionados, aún no se había comunicado la causa de la muerte de "Laika", a pesar de haberse lanzado al espacio en noviembre de 1.957; se conoció en el 2002 y la causa no fue que se quedó sin oxígeno como sostenían partes oficiales de la gerontocracia comunista, sino por sobrecalentamiento debido a un fallo en el sistema térmico de la nave al separarse de la carga útil. En los "partes" de RNE y en los No-Do de la época, Santos Paniagüa o José Hernández Franch, ya lo narraban. La secuencia ha tenido una frescura y una pasión por la comunicación y los enlaces hertzianos que me han emocionado.

                                                                  Santos Paniagüa

Toda la secuencia de la confirmación, salpicada por las incisivas y puñeteras alusiones  a la situación de cómo debe prosperar el amor entre "Henar" y "Jaime", por parte de "Don Argimiro", ha sido un derroche de nostalgia y de sentido real de lo que ocurre en derredor de un chico ilusionado con los regalos y con tener a su familia al lado en este día tan importante , aislado de esa realidad, que la vida sigue y que él, un día, será ese padre de ese otro hijo y que que pasará al otro lado de la barrera y comprenderá lo que sucedía entonces. A mí todo esto me ha dicho esta secuencia, donde Óscar Ortuño ha sido el protagonista absoluto de la tarde.

Me venía esta tarde a la memoria una entrevista que le hice a Carlos Hipólito en el sectario Festival de San Sebastián y me explicó cómo había ideado la entonación para poner la voz en off  de "Carlos Alcántara" adulto de "Cuéntame" que narra la historia. En esto mismo que les he contado, en la visión posterior y nostálgica de quien vivió en la inocencia y fue descubriendo la verdad, que se iba enterando poco a poco de todo, ahora compendiado en una reflexión adulta de lo que ya ha llegado a comprender desde la sabiduría que da la experiencia.

Esos atajos por los que  sortea el abogado parece que destapan el pelaje de alguien que tuvo que sobrevivir en la cárcel. Esos chantajes indican que su mundo no anda lejos del de los delincuentes, del de "Federico" que sobrevive como puede en un mundo corrupto; todos se justifican en algo para saltarse la justicia y chanchullear con la ley. "Federico" con que  el mundo del deporte "es así" y el de "Jaime" que usa del chantaje para librar a su padre del sufrimiento, aunque nos e haga justicia sino pasteleo con coacción y amenaza. No me gusta como ha entrado en la abogacía "Jaime".

Los violinistas en ese tejado del amor con los años que no desean tampoco caerse del tejado, como "Pelayo" y "Fuen", mientras surge entre los comensales un luminoso sentido del compañerismo con una radiante llegada de "Henar", la reina de la fiesta.

Y una marquesa, una brillante actriz que es sabia y única, a la que no le haces caer del guindo, en una secuencia que ha barrido a su hijo para la calle, postrandole en el arrabal y arruinado porque no firma y no se van a vender los pisos de Barcelona.

Creo que desaparecen "Alba" y "Rafael" desaparecen con la avioneta y seguiremos....