Los mejores de la prensa internacional, si el Festival es malo, lo van a criticar. Si no fuera así sería por el jamón. ¿No pretenderá, de tratarse de pésimas ediciones, que mientan por los langostinos?
Rebordinos, director del Zinemeldia, en la cuerda floja, ha urdido un chistoso plan de escalera de incendios. Puede que le hayan dado un aviso. Y ha sacado a pasear a toda su carencia de soluciones, para reflotar este comatoso Zinemaldia que, entre palabrería y progresía, lo ha ido hundiendo paulatinamente. Las tres últimas ediciones han sido penosas. ¡De llorar y aburrirse!
Por mucho que expulse a periodistas, la verdad sale a flote como un cadáver en la mar.
Una entrevista reciente a este director del Zinemaldia, huele a muerto. Mucho no le queda en este Festival. Pide más dinero y ansía ver a prensa internacional. ¡Triste panorama deja! Según él, ni promociona al cine español y busca relevancia, a base de euros, en una prensa de notorios internacionales que ni saben o se interesan sobre el festival donostiarra; unos personajillos a los que, si le pagas todo, a cuenta de los contribuyentes, igual se acercan a comer y a pelotear. Rebordinos, con tantos millones de euros que gasta, no ha conseguido incentivar e interesar a la prensa internacional. Ahora se da cuenta de ello. Y no viene la prensa porque, lo único a lo que cómodamente se ha amoldado este director, es a traer los filmes de Toronto que la prensa internacional ya conoce de memoria. Y tampoco viene esa prensa porque escucha a esa otra internacional que sí viene y es muy dura, en sus críticas, sobre unas últimas ediciones con más que evidentes escasos atractivos cinematográficos y comerciales en el panorama actual del cine.
Rebordinos, director del Zinemeldia, en la cuerda floja, ha urdido un chistoso plan de escalera de incendios. Puede que le hayan dado un aviso. Y ha sacado a pasear a toda su carencia de soluciones, para reflotar este comatoso Zinemaldia que, entre palabrería y progresía, lo ha ido hundiendo paulatinamente. Las tres últimas ediciones han sido penosas. ¡De llorar y aburrirse!
Por mucho que expulse a periodistas, la verdad sale a flote como un cadáver en la mar.
Una entrevista reciente a este director del Zinemaldia, huele a muerto. Mucho no le queda en este Festival. Pide más dinero y ansía ver a prensa internacional. ¡Triste panorama deja! Según él, ni promociona al cine español y busca relevancia, a base de euros, en una prensa de notorios internacionales que ni saben o se interesan sobre el festival donostiarra; unos personajillos a los que, si le pagas todo, a cuenta de los contribuyentes, igual se acercan a comer y a pelotear. Rebordinos, con tantos millones de euros que gasta, no ha conseguido incentivar e interesar a la prensa internacional. Ahora se da cuenta de ello. Y no viene la prensa porque, lo único a lo que cómodamente se ha amoldado este director, es a traer los filmes de Toronto que la prensa internacional ya conoce de memoria. Y tampoco viene esa prensa porque escucha a esa otra internacional que sí viene y es muy dura, en sus críticas, sobre unas últimas ediciones con más que evidentes escasos atractivos cinematográficos y comerciales en el panorama actual del cine.
Ahora, anda lastimeramente queriendo internacionalizar un festival ya internacional. Lo ha dejado bajo mínimos. No ha demostrado, en estos años, ni un ápice de imaginación sobre festivales ya propuestos desde hace veinticinco años; usando de aquella fórmula, hoy repetitiva, descontextualizada y en franca decadencia. Su única gran y sorprendente innovación ha sido expulsar a un director de una emisora, descreditándole en lo personal, así como extender el castigo a todo su equipo; algo inaudito visto en este Festival donde se debe debatir y criticar de todo en libertad. Él, con su censura, mostró de que pelaje proviene y que es lo que entiende por un festival y por la labor periodística de cualquier profesional y de su servicio, como director, a la misma; que para ello le pagamos. La imagen que dio, además, castigando y expulsando a unas pobres chicas, es miserable y vergonzante, propia de un director que se extralimita en sus funciones y de un inepto que no tiene nada serio que proponer.
La entrevista encierra ya un fracaso porque reconoce que, tras la juventud que desea para el futuro, el Zinemaldia no funciona. El Zinemaldia le viene muy grande. Él, estaba trasteando en los cine-club de Errentaria, en su porno y cine de terror, como en su casa. Y el Festival es internacional y está terminando en una reunión de amiguetes; muy progres; con filmes ya desgastados en festivales internacionales; un festival carísimo para lo que ofrece artística y comercialmente a la Ciudad; sin presencia de filmes de empaque que necesitan de un trabajo de búsqueda y captura; invitando siempre a los mismos que se van turnando; muy falto de presencia de actores internacionales y donde todos se dan jabón, se come jamón y acaban dándole un premio al Director. Y esta fórmula manida y sin mayor atractivo, aburrida y tediosa, cuesta más de 7 millones de euros. Y ahora, como está el país, ávido de dinero público, pide dos millones de euros más, con promesa de incrementar el patrocinio privado. Tiene el descaro de pedir más, para aumentar la publicidad. O sea, un chantaje. Inadmisible. Un director pedigüeño, sin imaginación y que le da a la molicie, no interesa para este Festival de nuestra Ciudad. Que coja una maletita y que se ponga a vender este Festival donde sólo caben sus amigos, sus pelotas y la prensa subvencionada.
Un festival de San Sebastián no puede ser una plataforma del cine español; no es cierto, además, que este cine ha estado alejado del Zinemaldia en los últimos años; el año pasado se proyectaron quince filmes españoles y para ello está Málaga. Además, ahora, me entero que un festival, con 65 años, tiene que hacerse un hueco y atraer a la más selecta prensa mundial. Está dejando en pésimo lugar al festival actual y al de ayer. ¿Para que le hemos pagado? No tiene perdón. Después de sus casi ocho ediciones (la primera fue en el 2010), cobrando muchísimo, nos cuenta que puede aportar algo, en función de un proyecto claro. ¿Que ha estado haciendo hasta ahora? ¿Qué proyecto lideró cuando tomó el cargo de Olaciregui? ¿Ninguno? ¡Oiga! Que es usted el director y nos sorprende, en el 2017, que le gusta trabajar con objetivos y saber para qué está usted en el Festival. ¿No lo sabe usted? ¿No lo conocía en estos años? Yo alucino.
Habla de la transformación de le estructura interna del personal. Es evidente, hay auténticos impresentables que llevan años dormitando sobre el trabajo de ediciones anteriores y cobrando una "pasta". ¿Ahora se da usted cuenta de ello? Pero de nada sirve además un nuevo organigrama de rejuvenecimiento, si se trata de enchufar gente a dedo. Pero es peor, en el 2017, sigue contando que, ahora sí, se van a clarificar funciones de cada persona. ¿Qué organización tenían ustedes? ¿No conocía el personal sus funciones? Y le vamos a dar cuatro años de sopa boba, gastando de lo que no tenemos, viviendo del cuento, para que sigamos igual o peor. Esto, las instituciones, no pueden permitirlo por muy majo y progre que sea usted. Lo que no ha hecho usted en 8 ediciones, no lo va a hacer ahora ni dentro de cuatro años. Haberlo expuesto desde el 2010.
Es indignante que seamos vascos y donostiarras, que nos desprecie, expulse y que intente camelar a las instituciones con traer a ocho grandes popes de la prensa internacional. ¡Claro! Si les pagas el viaje, la habitación con bañera de hidromasaje y chorrito de agua, les invitas a lugares donde se expulsa a los de Tarjeta Verde y engullen jamón, y les convidas a unas comidas diarias de 300 euros mínimo, todo es posible.
Creo que, como no funciona, le han pedido un nuevo organigrama y que, él, está aprovechando esta su situación delicada, para pedir más dinero con el cual pagar a invitados y que los pobres periodistas y los contribuyentes, les paguemos a todos. ¡Este señor no puede seguir dirigiendo este Zinemaldia porque reconoce su fracaso! Ahora, después de no admitir críticas, va a hacer lo que, algunos le pedíamos con urgencia y que, él, no hizo en ocho ediciones y expulsó por denunciarlo. Ello debe de ser denunciado a la opinión pública.
Al Festival, el público ha acudido siempre. Ahora, semeja más personal pero que es que existen muchos menos cines que antes y que proyectan Festival. Él, no ha inventado al público. Y es más, este año, el tema de las entradas, se encontraba más holgado.
Y nos alecciona que si le aguantamos quince o veinte años más, esto está resuelto. O sea que si a las diez primeras figuras de la prensa mundial, les invitamos a comer nuestra exquisita gastronomía, les paseamos por nuestra bella ciudad todo gratis y les hacemos embajadores nuestros (que no se lo cree ni él), en dos décadas, el territorio, será recompensado por una repercusión enormemente positiva. ¡Touché! No has dejado.
Y por si no fueran pocos sus dislates, que parecen de bombero jubilado, nos cuenta lo de las fotos que hacen los chinos. Les damos premio, sacan fotos de la Ciudad y las ve el mundo entero. ¡Jajajajjajajaj! Con el postre incluido de que los grandes estudios chinos, ya desean estar ya con nosotros. ¡Oiga! ¿Me he perdido algo? ¿Con quien? ¿Cuando? ¿Estaba la Concha de Oro, "Madame Bovary" comprada? Visto como usted lo expone.
Y además entran en liza los japoneses, ya que vendrán a comer nuestra exquisita gastronomía congelada con nitrógeno líquido y con sus nubes de vapor para decorar platos carísimos. Este Rebordinos está acabado, y parte de su equipo de igual modo, porque además lo dice él. Mal que le pese, el Festival, no dura más allá de septiembre; es una alfombra roja que resulta patética en ocasiones y nueve días que derivan inanes para el cine y la Ciudad; que no dejan nada, ni tan siquiera unos merecidos premios de los que sentirnos orgullosos, que extiendan nuestro nombre y orgullo donostiarra por muchos países; galardones sobre los que se cierne la sospecha de intereses ocultos.
¡No me haga reír! Un Festival del cine internacional, del que reconoce no se pueden proyectar fácilmente estrenos mundiales, no puede ser intercambiado, para su categoría, con actividades complementarias; con encuentros de estudiantes; con la escuela futura del cine (que aún no existe) o con Ikusmira Berriak. Rebordinos está acabado y ni un euro más para él y su equipo. Que se busquen la vida currándosela con su propio riesgo, como hacemos los demás contribuyentes. Y siga usted restando secciones que es lo que, precisamente, no necesita el Zinemaldia.
Todo ello lo comento sin resentimiento, sólo me preocupo por fiscalizar el dinero público, el cine y mi Ciudad. Que para ello me pagan. Y cada una de sus ediciones, son mucho peor que la anterior y este Festival necesita de un debate público sobre un nuevo modelo y de otro equipo donde, ninguno de ustedes, se encuentre presente.
Se entiende perfectamente. Enorme y que verdades dices. Te echó y pronto irá él.Lo de tus compañeras es miserable.
ResponderEliminarSolo vale para comer jamon.
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